26 de mayo de 2013

Pepe, el del bar

¡Hip!
-El tribunal apreció cierta rigidez en su mirada…
-Y cómo no la iba a apreciar… ¡si es ciego! Anda, Pepe, sirve otra ronda para poder tragarnos esto…
-“Lenguaje no verbal”, dijeron. “El silencio es más elocuente que sus palabras”. ¿Qué te parece?

el ex presidente… Caja Madrid... delito societario

-Espera… ¿Oyes...? Pepe, quieres subir un poco la radio… y vaciar la penúltima... A mí, lo que me parece, es una memez como la copa de un pino. Si hasta el kiosquero sabe que Manolo también es sordo. ¿Es esta la Justicia que quieren para todos? ¿Y su abogado?
-De oficio… y sin beneficio.

...iuuui decisión judicial… relacionada con… frrr del City National Bank de Florida por 1.100 millones uiii…

-Sintoniza mejor la 101.6, que se oyen pitidos… y echa la definitiva, ¡hip!, que pago yo. Y nooo… ya no conduzco. Todo porque su perro lazarillo encontró 300 euros que precisamente iba a devolver cuando apareció aquél comercial desquiciado diciendo que se los habían robado... ¿Tú qué dices a todo eso, Pepe?

...el juez ha ordenado el ingreso en prisión eludible bajo fianza de 2,5 millones...


-¿Que tendría la nevera llena si le pagaran las ayudas a la discapacidad?


18 de mayo de 2013

Photocall

En los multicines de Alcampo (La Laguna)
-Déjenos aquí, por favor. ¿Cuánto es?

Tres, cuarenta.


-Se los dije. Por este precio no merece la pena venir en bus o tranvía... 

-Vaya movida, ¿no?
-Sí, claro.  Es finde  y estrenos tan anunciados como Ironman atraen a mucha gente. Sin embargo Oblivion la vieron solo los fieles a Tom Cruise. Ya ves. La crisis. ¿Has visto el póster, lo guapo?
-Sí, guapísimo... Dos para Ironman y una para Objetivo la Casa Blanca. Carnés de estudiantes  y bono descuento.


Once, veinticinco. Tomen, más bonos para palomitas y para la próxima vez que vengan.

-Volveremos, ja, ja, ja. Mira, los banner de Afther Earth, de la peli de Brad Pitt, Star Trek… ¡Hala! Un photocall de Ironman III: fotitos, fotitos en la posición de Tony Stark…

-Las 18:30. Compramos las palomitas y entramos.
-¿Y los refrescos?
-Olvídate, la cola está a 2,90. Forma parte del negocio.
-Pues agüita, ¿no?
-Si, agüita, agüita, que la peña está sequita… Me voy a la sala 15, y ustedes a la 18, a las 19:30...
-Y ahora que hacemos nosotros en esta media hora.
-¿Más fotitos con Bruce Willis y Dwaine “La Roca” Johnson en los cartones de los  G.I. Joes?
-Genial. Mejor, imposible.






17 de mayo de 2013

El zurdo era yo

-El cabo Hopkings repartía las cartas con la izquierda.
                            BlablaLesPommesblablablaImpresionismoblablaCézanneblablabla…
 


Tres mujeres en la mesa roja
-Silencio por favor. Silencio. Ha comenzado la primera puja en Sotheby´s. Silencio. El cabo Hopkings repartía las cartas con la izquierda. Autor desconocido. Oleo sobre lienzo. Plena Segunda Guerra Mundial. Veinte por veinticinco centímetros. Precio de salida de…
-20.000.000 de dólares.

  Oooh! Veintemillonesblablablaquiénblablabla…

-Por favor, silencio. Silencio. El caballero ofrece veinte millones de dólares… ¿Alguien da más…? ¿No…?  A la una… a las dos… ¡Toc! A las tres. Vendido por veinte millones al postor de la tercera fila. Continuamos. Segunda puja en Sotheby´s: “Trois femmes à la table rouge”: Tres mujeres en la mesa roja, de Fernand Léger, 1921, donado para financiar la educación de niñas en Afganistán, Pakistán y otros países. Precio de salida de…
-¿El postor de la tercera fila? Felicidades, señor. Por favor, si tiene la bondad... Los trámites  nos ocuparán solo unos segundos. Basta con que firme aquí.
-Lo siento, pero… no soy zurdo. Lo hará mi representante.
-Mil perdones, señor. No… no me había dado cuenta. Claro, como yo lo soy, pienso que los demás también han de serlo. ¿A quién tengo el honor de…?
-Me llamo Arthur. Arthur Hopkings.
-¡Hopkings!
-Así es, en efecto. Como el del cuadro.
 

9 de mayo de 2013

Rico, rico...


La familia Telerín
Esa noche la tropa cenó compota. Había que ver a aquella jauría de hambrientos mercenarios sobreentrenados, rapados a lo Jeremy Renner en En Tierra Hostil, salivando ante el único establecimiento que mantenía luz en su interior: APOTHEKE, rezaba el letrero sujeto por una ventosa al cristal de una cochambrosa puerta que hicieron saltar por los aires de un empellón, para arramblar después con el stock completo de comestibles envasados que existían en la botica y que, según la información que contenían sus primorosas etiquetas en tonos pastel, hacían crecer fuerte y sano: clásico de manzana golden; de plátano y manzana; tres frutas (sin azúcares añadidos); macedonia de frutas y galletas; verduritas de la huerta con pollo… todo ello a regar generosamente con zumos de naranja y zanahoria cien por cien naturales y ecológicos. Rico, rico… Se le oyó decir arrastrando las palabras al más veterano, mientras lanzaba por encima de su hombro derecho el cuarto potito de pollo con arroz para abrir otro (clac) de ternera con zanahoria. Parecemos La Familia Telerín, escupió. ¿Alguien se anima con el vamos a la cama que hay que descansar? ¿O llamamos directamente a la canguro para que nos lea El lobo y los siete cabritillos antes de meternos en la piltra?





2 de mayo de 2013

Hada madrina


En el mercado de La Laguna (Plaza del Cristo)
Por esos avatares de la vida recuperó esporádicamente la (para él) sana costumbre de acudir al mercado los domingos en compañía de sus hijos para disfrutar del fresco de la mañana, del trajín de las gentes,  y del carnaval de colores que frutas y verduras ofrecían gratuitamente a los sentidos de quienes parecían más alegres visitantes que exigentes consumidores: plátanos, tomates, naranjas, fresas, lechugas, champiñones, picotas, berenjenas… mientras que por sus fosas nasales se colaba el vivificante olor a pan caliente y bollería recién horneada que despertaba el hambre a los muertos:
-Un bollo lagunero, por favor.
-Enseguida. ¿Es usted de aquí? ¿Conoce los laguneros, joven?
-No. Y si, en otra época acompañaron mis desayunos. En cuanto a lo de joven,  ¿cuántos años cree que tengo?
-¿Treinta, quizá?
-Vaya, que generosa, me devuelve usted media vida.
-No será para tanto. Entonces, ¿tiene usted…?
-No insista. No insista. Me quedo con los treinta, gracias. Y el próximo domingo volveré para acabar de nacer, ja, ja, ja... ¿Cuánto es?
-Sesenta céntimos. ¿Para llevar?
-No. Para comer. ¿Una servilleta?
-Faltaría más. Y tome, los 40 céntimos.
-Creo que es usted mi hada madrina. ¡Hasta el próximo domingo!
-Le estaré esperando. Recuerde, a las doce en punto. No falte.