20 de marzo de 2014

Al primer beso

¡Uy!
La vergüenza que nos ganamos aquella noche, en cambio, nos acompañaría para siempre. A mí, de hecho, me persiguió toda la vida. Aun hoy siento taquicardias cuando lo recuerdo. Fue  en la plaza y con la hija del alcalde, en un momento en el que nos preocupaba más la satisfactoria evolución de nuestros caracteres sexuales secundarios que aprobar el Graduado en ESO. Nos metimos detrás de un tambaleante decorado carnavalero que se vino abajo al primer pico. Pero fulanita, ¡uy!, pero menganito, ¡ay!, a estas horas, un paseo, ¡un paseo!, se nos cayó encima, ya vemos…  Años. Años ha estado mi madre preguntándose por qué acelero el paso cuando me acerco al Ayuntamiento.

4 comentarios:

  1. Qué relato tan tierno. Y qué bien hilado sin caer en el tópico, que sería lo más fácil en estos casos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Paula. Creo que tus comentarios son acertados. Animan a seguir escribiendo.

      Eliminar
  2. Hola, José Ignacio.

    Me ha parecido un buenísimo micro para introducir la frase de inicio. Un primer beso que causó tantísima vergüenza...
    Felicidades.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Towanda. Si, si logramos dar con una idea que le de continuidad a la frase de inicio, sin forzarla, el resto se hace más fácil.

      Eliminar