30 de octubre de 2015

El perro de Pavlov

¡Gracias, Pavlov!
Un señor con levita parecido a Pushkin se mete hasta la recepción del hotel. Le atiende una recepcionista regordeta y colorada a la que llaman Matrioska. El que se parece a Pushkin saca un Kaláshnikov con la intención de volarle a Matrioska la tapa de sus sesos rusos. La recepcionista acciona la campanilla del mostrador con la palma de la mano. El perro se lanza sobre el terrorista y le rompe el brazo de una dentellada. ¡Gracias, Pavlov!, dice Matrioska mirando al techo.

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