"Aquí yace Agapito... |
Su mujer falleció de repente. Pasado el trance, comenzó
a escribir epitafios que leía ante su tumba: Te fuiste y yo me quedé, recitaba haciendo una pausa en fuiste para
acentuar el dramatismo. O también: Tú
estás dentro y yo aquí fuera, enfatizando dentro y fuera para destacar la
mágica diferencia entre estar metida en un cajón y respirar aire fresco. Tanto
emocionaron las declamaciones al vecindario que, una hoy y otro mañana, empezaron
a pedirle epitafios que el ya insigne literato redactaba con sin igual maestría. Viéndoselas
venir y temiendo que nadie escribiera el suyo, entregó al cura un soberbio
pareado para esculpir -todavía no, padre, cuando muera- en su lápida de mármol:
Aquí yace Agapito, y su mujer al ladito.
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