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"En una isla lejana hablan cantando" |
Sus padres se lo contaron de pequeña:
-Eso no puede ser
verdad, papá.
-Sí, cariño, lo
es.
Luego, lo oyó
entre sus compañeras de la escuela donde estudió música:
-¡Venga ya!
-Sí, es cierto,
mi familia es de allí y a veces hablan así. ¡Es lo más!
Y lo aseguraban,
sin ninguna duda, las profesoras y profesores, colegas de profesión,
del Conservatorio donde trabajó hasta su jubilación:
- ¿Hablan
cantando?
-Como lo oyes. En
una isla lejana hablan cantando.
Necesitaba verlo,
oírlo con sus propios oídos, visitar aquella isla exótica en los
confines del universo. Compró el pasaje, alquiló una casa rural,
preparó la maleta y se durmió excitada, vencida por la emoción.
…
Y allí estaba de nuevo, en medio de la terminal aeroportuaria. Salía por una de
las puertas giratorias y la luz del día iluminaba su cara, la brisa
marina aventaba sus canas y una ola de sonidos inesperados sacudía
sus tímpanos como los huracanes agitan las palmeras.
Y cuando el
responsable de la parada le decía “Taxi, señora”, notaba
una modulación en la o de señora, señoOora, con la gracia y
naturalidad de quienes tienen ese don de nacimiento.
-¡Era increíble!
-¿A dónde la
lleEevo”? , le preguntaba luego el taxista subiendo y bajando
la e de llevo como si fuera el mismísimo Pavarotti interpretando “La
donna è mobile”.
-¡Era
fantástico!
Y al llegar a su
destino, la propietaria de la casa rural donde se iba a hospedar la
recibía con un “¿Ha teniIido un buen viaAaje, señoOora?”
como si fuera María Callas interpretando a La reina de la noche.
-¡Sí, era
verdad, hablaban cantando! Cuanta razón tenían sus padres, y sus
amigas, y sus colegas del Conservatorio.
Era el paraíso
musical, un conservatorio bajo la Vía Láctea, una orquesta
sinfónica en la calle, una cantera inagotable de tenores, bajos,
sopranos y contraltos.
…
-Toc-toc, eh,
mamá, despierta. Se hace tarde.
-Eh, ¿sí...?
-Venga, toc-toc,
a levantarse, toda la vida esperando esta oportunidad y no vas a
perderte ahora el vuelo para esa bonita isla del Atlántico.
-Por nada del
mundo, cariño. Puedes estar segura.
-Ma, ¿es
cierto?, ¿hablan cantando?: o sole mio… ja, ja, he oído decir eso
por ahí.
-Y tan cierto,
pero voy con el tiempo justo. Te contaré cuando llegue.
-Oye, ¿y lo de
los enanos?
-Ya te digo, el
avión no espera, te contaré cuando llegue.
Se despidió de
su hija, adiós, le dio un abrazo y dos besos, muac-muac, y se fue
ligera como si no le pesara la maleta, tarareando algo pegadizo,
esperando hacer realidad sus sueños y confirmar, de una vez por
todas, la veracidad de aquella increíble historia.
Nota: Clica sobre María Callas si quieres oír a "La Divina" interpretando a "La reina de la noche".