¿Qué me joda?, repitió Mike saboreando
la palabra y poniendo sus brazos en jarra. Mmm… Que me joda dices. Y en la densa calma
que anuncia la tempestad y paraliza los impulsos, Mike asió la Glock18 que ocultaba sus
espaldas de gimnasio y descerrajó encima del Chino Stuart el cargador completo,
quedándose más ancho que la pelvis de una parturienta. Te lo advertí, Chino, dijo
con tono distraído y mirada perdida. Te dije que estaba encoñado con esa chica
y que no entraras en el territorio que marcaba su Chanel si querías seguir
comiendo tofu. Pero se te ve contento: has muerto como esas ratas australianas:
después de haber jodido.
Bienvenid@s a CuatrocientosCuentos. Aquí encontrarás historias, vivencias, diálogos y relatos cortos salpicados de imaginación, creatividad, humor y sentido de la realidad. Adelante. Pasa. Espero que disfrutes (si te apetece, deja tus comentarios en las entradas. Gracias).
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24 de octubre de 2012
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