¡Vaya montón de zapatos! |
Los zapatos vacíos te hacen pensar. Cuando mi padre va por el
pasillo y encuentra sus zapatos tirados por el suelo, hace una finta
a la izquierda, les da una patada a la derecha y sigue adelante como
si ese suceso nunca hubiera ocurrido en su universo. Pero si encuentra
los de mamá, la historia es bien diferente. Se agacha, los observa, calcula ángulos, junta tacón con tacón y,
con la precisión de un brazo robótico, los coloca en la zapatera
como si fueran el principal engranaje de una compleja maquinaria. Me pregunto si eso va en el zapato o son imaginaciones mías.
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