¿No le gustaba la música? |
Había brotado en medio del huerto un imponente piano
de cola y aun palpitaban fuertemente sus corazones tras haber
visto desaparecer al del fagot bajo un timbal caído del cielo. Las nueve. Sus
padres les volverían a reñir por llegar tarde a casa. Las flautas miraron
atrás y aún pudieron distinguir el cartel de ENTRADA. El violín primero trató
de continuar, pero el piano abrió la tapa y se la tragó. Ja, ja, ja, rieron nerviosas. ¿No le gustaba la música?, pues con ese piano acompañante se iba a enterar. Continuaron
por la ruta y, cuando ya vislumbraban la señal de EXIT, tres espeluznantes
atriles les cortaron el paso.
¡Qué miedo! ¿Cómo se puede crear un ambiente tan inquietante con instrumentos musicales? Está claro que todo es posible en la mente de un escritor.
ResponderEliminarBueno, si, ha quedado un pelín tenebroso. Diciendo que se trata de un grupo de niños/as que están en la Casa del Miedo de la Música (o algo así, quizá se entiende un poco mejor lo que pasa).
EliminarHola J.L.
ResponderEliminarA mí es que me gustan los ambientes siniestros, por tanto debo apaludirte. Me gustan esas personificaciones con los instrumentos.
Un acierto.
Abrazos.
Hola, Towanda. A veces me paso a la zona oscura y ya ves los resultados. En agradecimiento a tu visita y comentarios, te dejo una cita de El Pan de la Guerra, de Deborah Ellis, pág 126: "Sonrió, intentando parecer valiente. Sabía que estaba demasiado oscuro para que pudiese ver su sonrisa, pero Parvana se sintió mejor. Soy Malali, que quía a las topas a través de territorio enemigo, murmuró para si". (Anoche vi Tomates verdes fritos).
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