Se
conocieron anoche, en la fiesta de jubilación, y hoy se levantaron en el piso
de él aireando sus vidas y recogiendo los bártulos. Empezaron ordenando los cacharros de cocina; después limpiaron el baño y, cuando pasaron al
dormitorio, hicieron su maleta con lo imprescindible, que era todo. Terminaron guardando los
cuadros, títulos y certificaciones que decoraban las paredes del salón… En la
casa de ella no había ropa que recoger ni basura que sacar, pero las cajoneras
escondían más folios, subrayadores y pósit amarillos rosas y azules que flores
tenía el campo. Y cuando enfrentaron las baldas que les sonreían
bajo el peso de libros y archivadores, a él se le escapó un uf, qué grande es
esta casa, y a ella un ay, qué larga es esta vida, y a los dos un qué caray, si
podía vivirse dos veces, y qué bueno, ¿no?, y qué viva la esperanza de vida esa,
y qué viva, viva, viva… Se hicieron unos selfis, mandaron unos whatsapp a sus hijos diciendo que se
ausentarían una temporadita, y salieron a la calle con el corazón henchido, las manos entrelazadas y las ideas locas.
Bienvenid@s a CuatrocientosCuentos. Aquí encontrarás historias, vivencias, diálogos y relatos cortos salpicados de imaginación, creatividad, humor y sentido de la realidad. Adelante. Pasa. Espero que disfrutes (si te apetece, deja tus comentarios en las entradas. Gracias).
L i c e n c i a de autor
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6 de marzo de 2015
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