Proteína animal de primera calidad |
Pestañeó dos veces para decir sí,
o eso le pareció a él desde la entrada. Fue hacia ella sorteando clientes comidos y
sin comer: "Su coche, la grúa...". La vio levantarse y salir lanzando la silla por el
suelo. Él observo la factura ya pagada y encontró en el solomillo sin cortar la
oportunidad de sustituir sus hidratos habituales por proteína animal de primera
calidad. "Un deportivo...", explicó al camarero; "mal aparcado...", recogió la silla; "...no volverá", se sentó en ella; "...la grúa lo tiene enganchado", sentenció esperando que le bendijera aquellos
alimentos. "Quince minutos...", le oyó decir al camarero entre dientes. Le sobraron tres.
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