La DGT no perdona. |
Las besa con suma
conciencia para no equivocarse, las santigua tres veces con el pulgar y frota en el pantalón la pata de conejo y la cabeza de ajo antes de guardarlas en el bolsillo. A ver, se dice a continuación, ato el cinturón, regulo el retrovisor, meto la
primera y… ¡Stop!, interrumpe el instructor, no salga usted, está suspendido. Otra
vez, replica airado, pero si no he salido… La cartera, indica el instructor, no ha comprobado el
dinero para las multas de tráfico de hoy. De cualquier tiesto puede brotar un policía
que le multará por algo. Recuerde… Si, si, acepta de mala gana, ya sé, la DGT no perdona.
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