-Sí, papá, pero, ¿y esa?
-Tiene las caderas
muy anchas. ¿No la ves? Parece un… embarcadero.
-¿Pero qué dices? ¡Pues
te embarcas, caramba! De eso se trata, ¿no? Pues si que… ¿Y ésta: rubita, blusa granate palabra de
honor con pañuelo verde a juego…?
-Un pimiento de
piquillo.
-¡Papá! ¿Vas a seguir? Si estás hecho una ruina. ¿Tú te has visto? Pareces una piltrafa humana. Comes porque eres cocinero, que si no…
-Marí, no sé si
quiero… Vamos a dejarlo, ¿vale?
-Olvídate. Sí, si quieres,
y no lo vamos a dejar. Hace ya cinco años que ma… ¡Mira ésta! ¡Qué estilo! Delgada, alta, vestido
negro ejecutivo, tacón...
-Marí, oye…
-¡Y ahora qué, eh! ¿Una
estilográfica Montblanc? Así no vamos a ningún lado, caramba. Tienes que poner algo de tu parte...Encima que me preocupo...
-Si, claro, hija, y te lo agradezco. Pero otro día será. Adiós, adiós y cuídate... ¡Ah!, y dale un beso a la estilográfica. Digo a los chinos. A los niños..., a los niños, quiero decir.
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