Cactus Rey |
Ironía de la vida. A su padre le llamaban El rey
del cactus, pues haciendo honor
a su apellido (Rey) abrió una tienda de
cactus con ese mismo nombre, y a él le pusieron Cactus Rey, porque era hijo de su padre y porque en el Instituto
firmaba con ce y erre (CR) los edictos que se entretenía en promulgar imponiendo hirientes penas a
quienes le tenían por rarito y empollón. En la Facultad de Derecho le apodaron El púas, pues crucificaba sin piedad a quienes
se atrevían a cuestionarle un dato y, aunque en el turno de oficio empezaron a llamarle
Bisturí, en tanto utilizaba su afilada
lengua para desollar a los petimetres que por tener dos canas se creían los reyes
de la sala, acabaron otorgándole el don, en justo reconocimiento a los méritos logrados...
Don Manuel, no: Manuel Rey, para servirle, puntualizaba él con pragmática seguridad.
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