...la bandera americana en la Luna". |
Soleada
mañana, bonitos trajes, delicada misión. Tocha al volante y Robledo, Bledo, al
lado. Encontrar a la mujer del jefe se nos antojaba como buscar una estrella en
el firmamento. Un brunch en la
cafetería Apolo XI fue la primera pista. La segunda, el tique del Alta
Velocidad con parada en Supernova, grandes almacenes con precios a años luz de la
competencia. La nube de asteroides uniformados que la rodeaban delataron su
presencia. Señora, el jefe… Señores, al jefe… Tocha y Bledo impelieron los asteroides
uniformados al espacio profundo y a la mujer del jefe adentro del ascensor. Una
vocecilla dijo: puerta se cierra… La entrepierna de Bledo acusó el golpe: guapa, rubia y contundente, pensó constreñido por el dolor. Las narices de Tocha
salpicaron de granate sus impolutas camisas: uno ochenta y noventa kilos, le
calculó intentando contener la hemorragia. Yo me quedé más tieso que la bandera
americana en la Luna… Señora, el jefe… La
vocecilla: puerta, se abre… Posó el pie en Últimas Novedades como si conquistara
Marte, se toqueteó el flequillo ante un expositor, y los asteroides uniformados
se sintieron atraídos nuevamente por su extrema gravedad. Sentado, Carlete,
dile que me espere sentado…
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