De pesca |
Con los pies a remojo mientras pescaban
se hacía más llevadera la espera. También ayudaba el vino fresco jerezano. Su mujer metió la mano en la cesta y notó que el pan estaba aún caliente. Acordaron
hacer dos bocadillos: uno de queso para él y otro de serrano para ella, porque
la lactosa le dañaba el intestino. Para abrir boca, mordisqueó
una manzana y ofreció un plátano a su marido. Mecachis, con tanto útil de pesca
no se puede comer tranquilo.
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