Padre e hija se abrazaron... |
En época de tormenta el frío,
la lluvia y el tedio reinaban sobre La
Tierra. Las gentes usaban gorros, bufandas, abrigos, guantes y gruesas botas
que les aislaban del triste mundo exterior. Por eso, cuando el sol brilló por
fin, no supieron qué hacer. Nadie sabía qué hacer. Podríamos preguntarle a la
maestra, sugirió una niña a su padre. Pero la señorita Kitty no halló solución alguna en los libros escolares. El cura leyó
un pasaje de La Biblia según el cual
vendría lo que estuviera por venir, y la alcaldesa comprobó en el libro de
actas que cuando asumió el mando ya era época de tormenta. Desilusionados por
no encontrar respuesta (y sentir un hambre atroz), decidieron ir a casa de los
abuelos quienes, enterados de sus preocupaciones, les explicaron que en tiempos
de sol brillante las gentes se preguntaban por lo que hacían en época de
tormenta, y en la de tormenta, por qué hacer en la de sol brillante, en lugar
de disfrutar de las maravillas que nos rodean. Padre e hija se abrazaron, bailaron,
se engarzaron margaritas en el pelo y lucieron desde entonces sonrisas tan grandes
como los cruasanes que los abuelos prepararon para desayunar.
Gracias por la invitación. Me pasaré por el blog en estos meses de verano.
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