El mensaje
era claro, conciso, breve y letal: no insistas, decía. Pero no estaba seguro de
que lo hubiera captado. Usted ha hecho todo lo que ha podido, continué hablando
para hacerla
reaccionar. Sé que lo quería mucho, que era un compañero inseparable,
pero es ley de vida. Perdone que le diga esto, pero ya sabe qué hacer
para aliviar el sentimiento de pérdida: búsquese a otro. A usted se le pegan a las faldas nada
más salir a la calle… Ella se quedó allí, a su lado, mirando el cuerpo inmóvil, esperando que sus pulmones se expandieran una vez más. Pero a Pluto no se le movió
un pelo.
Bienvenid@s a CuatrocientosCuentos. Aquí encontrarás historias, vivencias, diálogos y relatos cortos salpicados de imaginación, creatividad, humor y sentido de la realidad. Adelante. Pasa. Espero que disfrutes (si te apetece, deja tus comentarios en las entradas. Gracias).
L i c e n c i a de autor
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19 de diciembre de 2014
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