...Un iglú para resistir el frío polar... |
Inmediatamente
pedí que cerraran la tapa del ataúd y comprobé que el frío de la mañana
desaparecía al hundirme en el mullido interior de la última novedad de
ENSERES FUNERARIOS SA. Desde fuera promotores, diseñadores y tapiceros gritaban qué me parecía el nuevo modelo y, al tiempo que me incorporaba empujando la
tapa del cajón con la mano izquierda, contesté que de acabados y
confortabilidad Ok, pero carecía de sistemas automáticos de apertura interna,
de ventilación asistida y localización GPS, y que tampoco incluía kit de
supervivencia, a lo que me respondieron que aquello no era un iglú para
resistir el frío polar, o un cohete espacial para viajar a Marte, sino una caja
de pino lacado para ir de entierro. Lejos de arrugarme, les solté que lo
sentía, pero que dado el estado de catatonia general en que la crisis tenia
sumida a la población, o subsanaban las no conformidades reseñadas, o les
harían falta dos vidas para obtener la acreditación de enterramiento seguro que
la APEMP, la Asociación para la evitación de la muerte prematura, a la cual
representaba, otorgaba únicamente a las empresas del sector que cumplían
escrupulosamente con los citados requisitos.
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