Algo pasa en el bosque.
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El Consejo del bosque |
El Consejo del bosque se reunió a petición de
hadas y gnomos. Las luciérnagas seguían alumbrando, pero las hormigas descansaban una hora de cada cinco trabajadas, y las mariquitas vestían
con lentejuelas. ¿Alguien sabe qué está pasando? Los búhos miraban con los ojos
muy abiertos sin decir nada. Los ciervos correteaban de acá para allá,
depositaban caquitas, y regresaban correteando de allá para acá. Y los osos, ¡ay
los osos!, se habían ido a hibernar esa misma tarde. Así que preguntaron a la
oca. Pero la oca se hizo la loca y se limitó
a sacudir la cola. Luego preguntaron a un salmón del río, pero abría y cerraba
la boca sin articular palabra. Por último se dirigieron a una paloma torcaz,
pero su respuesta fue poner un huevo… ¿Es que a nadie le importa resolver esto?
La tortuga sugirió que quizá no había nada que resolver. A fin de cuentas,
quién no agradecía que las ranas se callaran un rato. Así que el Consejo dio
las buenas noches y levantó la sesión, dejando constancia de que si alguna criatura
quería seguir haciendo lo mismo, dejar de hacer algo o hacer otra cosa
diferente, podía hacerlo.
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