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"...el pescado estaba mejor". |
Pollo.
Pegaba fuerte, el sol. Sí, se comía mucho pollo. “Pasar por la
farmacia”, se recordó. El pollo iba bien, pero… su caña se
dobló, el nylon se tensó y el pez fue a parar al fondo de la barca…
el pescado estaba mejor. Mmm, este, a la sal, haría las delicias de su mujer, encamada
de treinta días por fractura de peroné, pensó,
mientras lo descamaba, lo abría en canal, y lo lavaba en el mar,
como hicieran su padre, su abuelo y su tatarabuelo.
Feliz,
de vuelta a casa, con el pescado en una mano y el paracetamol en la
otra,
-
¿Trajiste el paracetamol?
-
Sí, lo traje.
-
¿Y
sabes
si queda pollo en la nevera?
-
No
sé. ¿Pollo,
dices?
-
Me apetece un caldito. Para sopitas de pan.
-
No querrías mejor…
-
¡Mira! ¡Mis
brazos! ¿Son escamas? ¿Me estaré volviendo sirena?
-
Pollo entonces.
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