
Bienvenid@s a CuatrocientosCuentos. Aquí encontrarás historias, vivencias, diálogos y relatos cortos salpicados de imaginación, creatividad, humor y sentido de la realidad. Adelante. Pasa. Espero que disfrutes (si te apetece, deja tus comentarios en las entradas. Gracias).
L i c e n c i a de autor
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18 de noviembre de 2017
Ave, César

2 de noviembre de 2017
Deuda de sangre
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Hoy zanjarían las cuentas. |
25 de septiembre de 2017
¡Tchac!
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¡Tchac! |
Es alta, imponente como una montaña. Su temible
hacha no la blande el más fuerte de los hombres. Tumba pinos de un solo golpe y parte troncos de un solo tajo. Le dicen “La de la leña” porque surte de madera
a la población. Cuentan que un día se hartó de traer siempre la madera a casa
y, ¡tchac!, le cortó la cabeza al marido de un hachazo. La semana pasada Rosario mandó
a su esposo a la montaña y este desapareció. Tal vez la historia sea cierta o
la montaña mágica. Esta mañana Socorro le dijo al suyo que fuera a por leña y,
quién sabe, quizá a esta hora…
17 de septiembre de 2017
Selección de personal
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"Los de la CIA... |
Interrumpieron la clase sin avisar y se presentaron como un grupo de investigación. Parecían pinceles: traje, corbata, peluquería… Pidieron voluntarios y levanté la mano. Me pusieron unas gafas virtuales y vi un montonazo de gente entrando y saliendo de un aeropuerto. Me
dijeron que debía elegir: a) los pasajeros que entraban, o b) los que salían.
Los que se iban andaban a pasitos cortos, como en procesión, pasaban los controles de seguridad cabizbajos y se esfumaban sin dejar rastro. Los que llegaban lo hacían bajo
la influencia mágica de algo, o de alguien, porque estaban más contentos que
unas pascuas y se reían por nada. ¿Adivinan a quién elegí? Los de la CIA
escribieron en su libreta: “Imprevisible, aventurero e irracional. Sirve más
para la farándula que para el espionaje”.
16 de septiembre de 2017
Tardía vocación
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"Aquí yace Agapito... |
Su mujer falleció de repente. Pasado el trance, comenzó
a escribir epitafios que leía ante su tumba: Te fuiste y yo me quedé, recitaba haciendo una pausa en fuiste para
acentuar el dramatismo. O también: Tú
estás dentro y yo aquí fuera, enfatizando dentro y fuera para destacar la
mágica diferencia entre estar metida en un cajón y respirar aire fresco. Tanto
emocionaron las declamaciones al vecindario que, una hoy y otro mañana, empezaron
a pedirle epitafios que el ya insigne literato redactaba con sin igual maestría. Viéndoselas
venir y temiendo que nadie escribiera el suyo, entregó al cura un soberbio
pareado para esculpir -todavía no, padre, cuando muera- en su lápida de mármol:
Aquí yace Agapito, y su mujer al ladito.
9 de junio de 2017
Por un problema de comprensión lectora.
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¡Adiós, Richi! |
23 de abril de 2017
Todos son tontos
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Frankenstein, el Hombre del Saco, Drácula... |
Frankenstein fue el primero en llegar. Encontró la puerta abierta y se acomodó en el
fondo del armario, dejando espacio a los que estaban por venir. A continuación llegó el Hombre del Saco, sudando, porque había intentado atrapar a unos mocosos que se le
escaparon de las manos por muy poco. Más tarde, al anochecer, apareció Drácula
volando por la ventana. Visto el poco espacio que quedaba, se colgó del
perchero con las piernas para arriba y la cabeza para abajo. Al Coco nadie lo había visto nunca y, como aparte de feo, no sabían si era gordo, flaco, alto o bajo, decidieron reservarle el gavetero para él solo, suponiendo
que cupiera allí –y si no, haber venido antes-. El último en llegar, ¡auuu!,
fue el lobo, ¡auuu!, al que oyeron aullar a lo lejos y le hicieron sitio para que se echara entre zapatos y pantuflas, y no
pisarle el rabo. Cuando estuvieron todos dentro, se miraron unos a otros y se
preguntaron qué hacían allí tan apretados. Franky sacó su invitación y leyó en voz alta: “Hola, señores
amedrentadores. Quedan todos invitados a una reunión en el ropero de Juan sin miedo, el martes 13, en la calle Embaucadores, sin número 7, a la hora de
irse a dormir. Firmado: JSM”, y en ese momento vieron como Juan cerraba el mueble con dos vueltas de llave y una cadena con dos candados, por si fallaba
uno, y decía algo así como "Hay que ver lo simples que son, mira que
dejarse atrapar de esta forma. A partir de ahora la peña podrá dormir tranquila con todos estos tontos a buen recaudo".
17 de abril de 2017
Tacón, tenis, china.
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"...alineaba cochecitos..." |
Encendió el tablet
y abrió el archivo. ¿Ya estás pegado?, masculló su mujer. Él buscó sus ojos y
torció el gesto, confirmando lo evidente. Se metió en la historia e imaginó una
niñita con poderes y padres detestables que acaba siendo adoptada por su
cándida maestra… Su mujer trataba problemas escolares y contaba casos como el
del niño que alineaba chapas, cochecitos y zapatos (los de su madre):
tacón-tenis-china, tacón-tenis-china. Volvió a su historia e imaginó un ogro que rescata a una
princesa para recuperar su ciénaga… Otro caso que contaba su compañera era el de
una chica desprotegida que asumía roles autoritarios: “Soy la directora”,
decía, poniendo gesto adusto y brazos en jarra. Por enésima vez retomó su historia y pensó en una hacker que abrasa a su padre con una cerilla y un bidón de gasolina…
Su pareja también contaba el caso de Ray, al que preguntó qué animal tenía
cuatro patas y hacia guau, y contestó que un hipopótamo porque su capacidad
atencional daba justo para dos palabras: cuatro y patas. No, definitivamente no
tenía historia ni personaje. Cerró el archivo sin guardar cambios y apagó el tablet presionando tres segundos la
tecla off.
22 de enero de 2017
Pa
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"Tengo un hijo que me llama pa"· |
Tengo
un hijo que me llama pa: ¡oye, pa! Si llega y encuentra el router funcionando, entra en su
habitación y no sale. Bueno, también entra al baño y no sale, entra a la ducha
y no sale… pero eso es diferente. Tiene un perro al que puso TP Link. De repente sale -mi hijo-, le
echa de comer a TP Link –el perro- y
vuelve a entrar –en su habitación-. Esto lo hace en cuestión de segundos: un,
dos, tres… También hace las tareas muy rápido. Esto si lo hace igual de rápido
que echarle de comer al perro. Yo le pregunto si las tiene hechas –las tareas-
y él me dice que sí, que claro que las tengo hechas, jo, para qué preguntas
eso, pa. Siempre da los buenos días, buenas tardes y buenas noches. A veces
me pregunta cómo estás, o cómo te ha ido hoy, pa. A las dos preguntas le respondo que bien, que me ha ido bien,
gracias, y parece conformarse. Por eso dicen de él que es un gran chico,
aunque suele tener malas moscas. Yo le digo que es por los videojuegos, que se
pasa muchas horas jugando, pero él insiste con el yo controlo pa, tu no lo entiendes, jo. Y me quedo
pensando si será verdad, si es que no lo entiendo, con cara de no entenderlo.
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