2 de junio de 2022

Él no era de esos.

La magua le pudo y el conserje aceptó la responsabilidad.

Mañana viernes, a las dos de la tarde, en la zona recreativa —acordaron.

Quiquiriquí. Él no era de quedarse en la cama. Pasó por el mercadillo y compró carne, papas, vino, queso, chorizos, pan... Llegó a las nueve. El pelete calaba hasta los huesos. Descargó los enseres, eligió puesto y montó la mesa. Se quitó la chamarra. Él no era de chamarras. Mató el jilorio hincándose un bocadillo de chorizo y descorchando una botella de tinto. Amontonó piñas y pinocha para encender la leña. Él no era de pastillas blancas de esas. Raspó las papas y las puso a hervir, enralado por los vinos del desayuno. La gente llegó, bebió, charló, bebió, comió, bromeó, bebió, comió... y se fue despidiendo. Él no era de irse antes de tiempo.