30 de octubre de 2015

El perro de Pavlov

¡Gracias, Pavlov!
Un señor con levita parecido a Pushkin se mete hasta la recepción del hotel. Le atiende una recepcionista regordeta y colorada a la que llaman Matrioska. El que se parece a Pushkin saca un Kaláshnikov con la intención de volarle a Matrioska la tapa de sus sesos rusos. La recepcionista acciona la campanilla del mostrador con la palma de la mano. El perro se lanza sobre el terrorista y le rompe el brazo de una dentellada. ¡Gracias, Pavlov!, dice Matrioska mirando al techo.

11 de octubre de 2015

El café de las siete

El puñetero ojo de la cerradura despertó con las voces de las empleadas al llegar. Accionaron a ciegas el interruptor de la luz y se dispusieron a salir del almacén. El mantenimiento lo hizo dando tropezones hasta la salida de emergencia por la que escapó dando un portazo que agitó la superficie del café que las empleadas tomaban a las siete de la mañana. Luego apareció la gobernanta con un montón de ropa y, colocándose las greñas en su lugar, dio instrucciones precisas de cómo planchar, doblar  y guardar aquellas prendas en los armarios. ¿Entendido, mojigatas? Pues a trabajar, que para eso les pagan.