23 de abril de 2017

Todos son tontos

Frankenstein, el Hombre del Saco, Drácula...
Frankenstein fue el primero en llegar.  Encontró la puerta abierta y se acomodó en el fondo del armario, dejando espacio a los que estaban por venir. A continuación llegó el Hombre del Saco, sudando, porque había intentado atrapar a unos mocosos que se le escaparon de las manos por muy poco. Más tarde, al anochecer, apareció Drácula volando por la ventana. Visto el poco espacio que quedaba, se colgó del perchero con las piernas para arriba y la cabeza para abajo.  Al Coco nadie lo había visto nunca y, como aparte de feo, no sabían si era gordo, flaco, alto o bajo, decidieron reservarle el gavetero para él solo, suponiendo que cupiera allí –y si no, haber venido antes-. El último en llegar, ¡auuu!, fue el lobo, ¡auuu!, al que oyeron aullar a lo lejos y le hicieron sitio para que se echara entre zapatos y pantuflas, y no pisarle el rabo. Cuando estuvieron todos dentro, se miraron unos a otros y se preguntaron qué hacían allí tan apretados. Franky sacó su invitación y leyó en voz alta: “Hola, señores amedrentadores. Quedan todos invitados a una reunión en el ropero de Juan sin miedo, el martes 13, en la calle Embaucadores, sin número 7, a la hora de irse a dormir. Firmado: JSM”, y en ese momento vieron como Juan cerraba el mueble con dos vueltas de llave y una cadena con dos candados, por si fallaba uno, y decía algo así como "Hay que ver lo simples que son, mira que dejarse atrapar de esta forma. A partir de ahora la peña podrá dormir tranquila con todos estos tontos a buen recaudo".

17 de abril de 2017

Tacón, tenis, china.

"...alineaba cochecitos..."
Encendió el tablet y abrió el archivo. ¿Ya estás pegado?, masculló su mujer. Él buscó sus ojos y torció el gesto, confirmando lo evidente. Se metió en la historia e imaginó una niñita con poderes y padres detestables que acaba siendo adoptada por su cándida maestra… Su mujer trataba problemas escolares y contaba casos como el del niño que alineaba chapas, cochecitos y zapatos (los de su madre): tacón-tenis-china, tacón-tenis-china. Volvió a su  historia e imaginó un ogro que rescata a una princesa para recuperar su ciénaga… Otro caso que contaba su compañera era el de una chica desprotegida que asumía roles autoritarios: “Soy la directora”, decía, poniendo gesto adusto y brazos en jarra. Por enésima vez retomó su  historia y pensó en una hacker que abrasa a su padre con una cerilla y un bidón de gasolina… Su pareja también contaba el caso de Ray, al que preguntó qué animal tenía cuatro patas y hacia guau, y contestó que un hipopótamo porque su capacidad atencional daba justo para dos palabras: cuatro y patas. No, definitivamente no tenía historia ni personaje. Cerró el archivo sin guardar cambios y apagó el tablet presionando tres segundos la tecla off.