25 de diciembre de 2013

Planes de nadie


Quizás mañana...
Quizás mañana, concedíamos ayer. Puede que hoy, lamentábamos ahora. Avancé despacio hasta su cama y le oí respirar profundamente sedado por la morfina. Esto no entraba en los planes de nadie, me confió su mujer cuya piel reflejaba las huellas que la combatividad, el esfuerzo y la superación imprimen con el tiempo. ¿Trajiste a la niña? Me preguntó distraída, sin esperar respuesta. Siempre ha sido un hombre fuerte, concluyó. Pero el cáncer lo ha sido aún más, pensé con tristeza. Consiguió romper un eslabón de aquella recia cadena de ADN que nunca había cedido ante los embates de la vida. Una lágrima corrió por su mejilla.

11 de diciembre de 2013

You can fly



¡Puede volaaar!
Se durmió soñando que él también podía volar. La incipiente descarga de adrenalina le impidió descansar toda la noche. Se despertó el domingo temprano con el zumbido de una bandada de pájaros volando bajo de derecha a izquierda. Se desayunó las alitas de pollo que había comprado en el McDonald (¿anteayer?). Aligeró algo de peso en el WC, deshaciéndose de sólidos y líquidos. Revisó las ratoneras y comprobó que habían caído tres. Pensó en comprar un gato. Los cogió por la cola con el pulgar y el índice, los elevó en altura, pisó el pedal del contenedor de basura y los dejó caer dentro con desdén, plof, mientras  6 pares de ojillos negros brillantes observaban desde la oscuridad protectora del hueco de la escalera. Se echó a la espalda el equipo de puenting que había preparado meticulosamente el día anterior y lo arrojó al interior del viejo cuatro por cuatro, que arrancó al tercer intento. No vio que la cuerda estaba roída por la mitad. Se dirigió al puente donde esperaban los compañeros que se apuntaron a última hora del viernes. Le ajustaron el equipo, le dieron tres palmaditas en la espalda (una por cada rata muerta) y le sostuvieron la posición hasta que la gravedad lo arrastró al vacío. Puedo volar, pensó él. Puede volar, pensaron las ratas. You can fly, le gritaron sus amigos entre risas y algarabías.

1 de diciembre de 2013

Marí


Cessna 250
Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión. Fue la misma sensación que tuve dos semanas antes en el hangar del skydive, cuando Marí se coló en mi vida, aventó mis mezquindades y llenó mi vacío interior hasta rebosar. Con un gesto brusco abrió la portezuela de la Cessna 250 y dejó que el alisio me abofeteara sin contemplaciones (¡toma, por bobo!). Me sonrió y se lanzó a cielo abierto hundiéndose en el mar de algodón igual que desaparece una almendra blanca en una blanda masa de repostería. Yo siempre había sido un pasmado. Tragué saliva. Comprobé el paracaídas, ajusté el cinturón y ayudándome de una rápida cuenta atrás (tres-dos-uno), salté tras ella.

22 de noviembre de 2013

Caperucita en el país de las maravillas.

La Osa Mayor
-Papá, ¿tú no tienes frío?
-Si, brrr, estoy tiritando. Ven aquí conmigo, anda, te calentarás bajo el abrigo.
-Hace días que no me baño.
-Eso se soluciona así, como los gatos. Fíjate, ahora pareces una reina. Toma, ponte esto... ¡con corona y todo!
-Tengo hambre.
-Pero Caperucita, no haces más que quejarte. Papá esto, papá lo otro… Mira, aquella es la Osa Mayor, ¿la ves? Pues los osos, cuando hibernan, se pasan meses sin comer nada.
-¿Y qué hay del cuento aquél del señor que acostumbró su asno a no comer y se le murió?
-¿Ah, pero te lo creíste? ¿A quién se lo ocurre…? Era broma, mujer. ¿Quién se va a creer eso? Si era broma. Pura fantasía...
-Estoy cansada. Tengo sueño. Quiero irme a casa.
-Bueno, ya sabes que ahora somos…
-Si, como  caracoles con su casa a cuestas. Ya me lo has dicho... Perdiste tu empleo, mami se marchó… (¿Por qué tuvo que irse…?) ¿Y por qué tuvieron que quitarnos nuestra casa? ¿Por qué? ¿Acaso no les bastaba con eso? No hemos hecho nada. Nada.
-Caperucita, esos lobos…
-No papá, no son lobos. Son hienas, hienas. Las veía por la tele.

17 de noviembre de 2013

Moros y cristianos


En blanco y negro
Y nunca le recordaba lo que no se debía contar. Y es que  no hacía falta, porque en menos de un mes el contable aquél le cogió el tranquillo al asunto del blanco y del negro. Mira, esto es arroz blanco, ¿ves? Blanco. Lo puedes contar. No hay ningún problema. Y aquí están las alubias negras, ¿ok? Negras. Pues tú te encargas del arroz blanco, que de los frijoles negros ya daremos buena cuenta nosotros.

9 de noviembre de 2013

Moscas, ratas y cucarachas

Torrente Four
Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor de basura volviendo la cara hacia otro lado para evitar la hediondez del vao, ella luchaba con las arcadas que preceden al vómito.
 
-Papá, ¿es que no van a limpiar nunca esta isleta apestosa? Y mira esos gatos tiñosos merodeando por los alrededores. ¡Zape! ¡Fuera de aquí, sacos de pulgas!, que esparcís las basuras llenando la calle de moscas, ratas y cucarachas.
-¿Pues sabes qué me contestó el alcalde cuando se lo dije? "Vaya pueblo”. Eso dijo: "vaya pueblo". ¿Te lo puedes creer? Y se quedó tan ancho, oye, como la calle principal. No me extraña la moción de censura esa que le han plantado los de la oposición.
-¿Municipio piloto de iniciativa turística…? Más bien diría poblado experimental de resistencia a la inmundicia, o algo así. Es... ¡Fooo! Ni Torrente aguantaría esto.
-¡Olé! Y eso que estás en segundo de la ESO (valga la redundancia escolar). No estaba tan mal la LOE esa de Zetapeta y su Educación para la Ciudadanía. No. No estaba tan mal.

1 de noviembre de 2013

La estilográfica

 

Estilográfica Montblanc
-Sí, papá, pero, ¿y esa?
-Tiene las caderas muy anchas. ¿No la ves? Parece un… embarcadero.
-¿Pero qué dices? ¡Pues te embarcas, caramba! De eso se trata, ¿no? Pues si que…  ¿Y ésta: rubita, blusa granate palabra de honor con pañuelo verde a juego…?
-Un pimiento de piquillo.
-¡Papá! ¿Vas a seguir? Si estás hecho una ruina. ¿Tú te has visto? Pareces una piltrafa humana. Comes porque eres cocinero,  que si no…
-Marí, no sé si quiero… Vamos a dejarlo, ¿vale?
-Olvídate. Sí, si quieres, y no lo vamos a dejar. Hace ya cinco años que ma… ¡Mira ésta! ¡Qué estilo! Delgada, alta, vestido negro ejecutivo, tacón...
-Marí, oye…
-¡Y ahora qué, eh! ¿Una estilográfica Montblanc? Así no vamos a ningún lado, caramba. Tienes que poner algo de tu parte...Encima que me preocupo...
-Si, claro, hija, y te lo agradezco. Pero otro día será. Adiós, adiós y cuídate... ¡Ah!, y dale un beso a la estilográfica. Digo a los chinos. A los niños..., a los niños, quiero decir.
 

Un domingo de estos

Vestidos de tarta
De esa es de la que tú no quieres oír hablar, de esa. Me lo estaba temiendo,  y mi madre me lo venía advirtiendo hace días: Vanesita, ese chico no rige bien últimamente,  te lo digo yo…  ¡Joder, Edu!  Me juraste que si, que lo pensarías. Y ahora vas y me sueltas que no, que no va contigo, que qué me pasa,  que si estoy loca… Pues vaya gracia. Con la ilusión que me hacía, desde pequeña. Y tú lo sabes. Total, si no es más que un momento, hombre... Cinco minutos. Cinco. ¿Pues sabes qué? Que un domingo de estos nos levantamos, nos vestimos de tarta, tiramos para San Honorato, y nos damos el sí quiero... ¿Me has oído...? ¿Edu...? ¿Me has oído? Qué digo qué si me has oído. ¡Hombres!

23 de octubre de 2013

Ballenas y cetáceos

Mar de sábanas revueltas

 (A grandes zancadas sobre las olas logré alcanzar a la enorme ballena blanca y…)

-Javi, qué…, ¿qué haces…? Ja…
(…Asiéndome con fuerza a la aleta dorsal del cetáceo, aproveché la inercia de su desplazamiento para dar un increíble salto mortal y quedar sentado a horcajadas sobre sus lomos).
-¡Ay! Javi… Pero… ¿qué dices, hombre? Ja, ja…
(Presioné los pulmones del mamífero con mis poderosas piernas hasta que sus orificios nasales se colapsaron y su piel azuleó por la cianosis, pero logré encaminarlo hacia aguas más seguras fuera del alcance de aquél ballenero asesino).
-¡Qué me asfixias, ja, ja… ¡Despierta ya, hombre! Ja, ja, ja…
-…La ballena…  …el asesino… Julia… ¡Julia!
-Suelta, suelta… Ja, ja, ja… ¿Qué? ¿Otra vez a la greña con el capitán Acab, no? Ja, ja, ja… Venga, déjame ya, anda, que me ahogas en este encrespado mar de mantas y sábanas revueltas. Arriba, arriba, paladín de los mares, que  tenemos reunión con Greenpeace a las nueve… y se hace tarde.

7 de septiembre de 2013

La llave...

Ande, deme... deme la llave...
...de la taquilla
-A ver, señora, póngase a la cola.
-Si me toca a mi.
-No señora, no. No le toca a usted. Tiene que esperar su turno. Póngase ahí, en la fila.
...
-¿Es lo suyo? Un par de calcetines blancos (¡madre mía!). 1,50... No, no... Con uno de cinco euros bastará. Deme... y tome, el vuelto. ¿La llave de la taquilla?
-¿Qué...? ¿La llave... de la taquilla?
-Si señora, la llave.
-¿De la taquilla?
-Si, la llave de la taquilla.
-La llave de la taquilla.
-De la taquilla.
-No la tengo.
-Si la tiene.
-No la tengo, no la cogí.
-No me diga eso. Todas las personas que entran en la tienda dejan su bolso en la taquilla y cogen la llave. Usted entró, dejó el bolso en la taquilla.... Cogió la llave.
-No... No la tengo.
-Intente buscarla al menos, ande. Tiene que llevarla encima. En su chaqueta, en los bolsillos...
-No la cogí.
-Puede meter sus manos en los bolsillos, por favor...
-No la tengo...
-Que meta sus manos en los bolsillos, señora, en los bolsillos, bol-si-llos.  En los bolsillos. Meta sus manos en los bolsillos.
-Uy... Mire... La llave... Yo pensé...
-Ve usted, señora, ve usted. Ande, deme... deme la llave... Y no piense tanto.
...
-Madre, que despisteee...
-No se ría caballero, porque esto pasa todos los días, todos los días.
-No lo hacía. Faltaría más. Es la situación. Resulta increíble. ¿Cómo sale sola a la calle? ¿Cómo?
-Pues sale.
-¿Estaremos igual cuando seamos mayores?
-¿Usted no olvida cosas?
-¿Qué si olvido cosas? Gracias a la agenda.
-Pues ahí lo tiene. A la vuelta de la esquina, oye, como quien dice.

10 de agosto de 2013

WWZ


Guerra mundial Z
-¿Vamos al cine hoy?
No estaría mal. Coméntaselo a tu madre, a ver qué dice.
-Má, vamos al cine.
-¿Al cine? ¿Es una pregunta o una afirmación? Al cine… ¿Tu padre te dijo que me lo preguntaras, verdad? Al cine…
-La gente va al cine. Te lo puedes creer. Es tiempo de ocio, como ir a la playa o a coger castañas. No todo ha de ser trabajo, trabajo y más trabajo. Creo yo.
-Ja. Ja. No sabía que tenía un hijo tan gracioso. Al cine… ¿Qué hay?
-Ayer estrenaron Guerra Mundial Z, y continúa en cartelera Lobezno inmortal. Del resto es mejor no hablar…
-Para Lobezno no cuenten conmigo. Lo siento. Me dan escalofríos de solo pensarlo. Qué nombre es ese… Lobezno… Y con esas uñas tan largas… Ayer se me bajó la  tensión y…
-¡Má! Céntrate.
-¿Esa de la Zeta? ¿De qué va? ¿Tiene sustos…?
-El prota es  Brad Pitt y va de zombis. Pero solo forman parte de un argumento… Tiene algunas escenas fuertes, como cualquier buena película… Lo normal.
-¿Si ya la has visto, para qué quieres ir otra vez? Y a todas estas, ¿qué hora es ya? Las siete. Me da tiempo de comer algo más. Me queda hambre. ¿Y vamos a ir todos? ¿Cómo vamos a caber?
-Dos delante y cuatro atrás... Y no la he visto, pero sobre esa peli lleva saliendo información hace más de un año, por lo menos… ¿No hay servilletas?
-¿Y para qué quieres servilletas tú ahora, que nos vamos? Había una montonazo. Encima de la nevera. ¿Quién se las gastó, eh…? Coge papel higiénico, anda.
-Madre mía, papel del culo. Que coja papel del culo… Esto es el acabose….

27 de julio de 2013

Pavarotti

¡Kikirikííí...!
Drin-drin, drin-drin...

-¿Pero, otra vez? ¿Quién dejó puesto el despertador? Ya es que ni estando de vacaciones... Cuando no es el despertador, es la alarma del móvil, la del tablet, el aviso de batería baja... Pi-pi, pi-pi, pi-pi, día y noche. Lo que faltaba era que...
¡Kikirikííí...!
Pues ahí lo tienes. Por hablar, eso pasa por hablar..
-Me tiene la cabeza loca, loca... Buenos díííaas... Se ve que en esta casa no hay quien duerma más allá de las seis de la mañana. Y como a los señoritos no los despierta ni el terremoto de San Francisco, pues hala, a levantarse, que el gallo que madruga se lleva la oruga. O eso dicen.
-¡Kikirikííí...!
-Buenos días. No lo nombres más, por favor, que parece que nos lee el pensamiento (¿será telequinético?). Poner huevos no pondrá, pero lo que es cantar, como Pavarotti, oye. Y con respecto a lo de la oruga, yo lo que he oído es que el segundo ratón se lleva el queso... Venga, dime algo bonito para empezar bien el día...
-¡Kikirikííí...!
-¿...Te vale eso?
-Gallo charlatán y entrometido. Ni un poquito me importaría que perdieras las plumas y murieras congelado el próximo invierno  ¡Ni un poquito! Si, como dices, tocará levantarse, apagar el dichoso despertador, y colgarse una sonrisa de oreja a oreja. Viva la vida en el campo.
-Variada, sana y equilibrada.

22 de julio de 2013

Los gatos del Montecarlo

¡Zape!

-¡Mira los gatitos! Aaay, que monos… ¿Sabes, ? Mi Soni XPeria indica la temperatura que hace en cualquier parte del mundo… ¿No viene el camarero?
-Está allí, fumando… Ya viene. ¡Qué calor! Aquí, en el Puerto, tiene que haber más de 25… ¿Te has fijado? No maúllan.
-Ni ronronean. Muy educados los mininos. A ver, buscar... España, Comunidad  Canaria… 26, si 26 grados pone.
¿Qué quieren los señores? Están por ahí, no hacen nada… Los gatos.
-Espaguetis a la boloñesa y Nestea limón.
-Yo comeré pescado.
Querría el caballero alfonsiños¡Zape!
-¿Están frescos?
Vivitos y coleando, como todo lo que se mueve por El Montecarlo... ¡Zape!, ¡zape!, ¿no les digo?
-Pues entonces, alfonsiño, papas arrugadas y mojo.
Gracias señores, enseguida zape… Digo sale.
-Este mojo está bueno… Miau, si, muy rico. ¿El camarero?
-Allá, fumando, ya viene…
Espaguetis y alfonsiño¡Zape! Que aprovechen… Pero ¡zape!
-Jo, ¿te vas a comer todo eso?
-Le sacas la cabeza y te quedas con nada.
-Ya veo la nada. Todo un universo. Los de al lado se llevan las raspas para sus gatos. Y estos pobres... Lamiéndose los bigotes y tragando saliva. ¿Comerán pastas? Misi, misi…
-No los llames porque nos zamparán como sardinas frescas. ¿El camarero? ¿Fum…?
¡Zape! Desean algo más… ¡Zape!, ¡zape! ¿…Café? ¡QUE ZAPE YA, HOMBRE!
-Unos vasitos de helado y la cuenta, por favor.
Tarrinas Belice para los caballeros. Son 37,50… Gracias… Buenas zapes, tapes, zardes… (¡Diooos!).
-Los gatos se van. Míralos, que listos.
-Nosotros también. Nos vamos.

11 de julio de 2013

¡Aprobééé...!

¡Aprobééé...!
-¿Y ahora?
-Pues como el Instituto desestimó tu reclamación, a esperar por la Dirección Territorial de Educación.

-Santa Madonna. ¡Por una! Por una, no puedo presentarme a la PAU. Puedes creer. Con lo canutas que las pasé este curso, y va y suspendo. Requetebonito, oye. Para enmarcar.

-El tutor dijo no; el departamento, tampoco, y al equipo educativo lo tuviste fifty-fifty. Tu examen no estaba bien, hija…
-No me lo recuerdes… ¡Mira que salirme Kant! El loco chiflado ese al que no hay quien entienda. Ya podía haberme tocado Platón... al menos era republicano.
-Sssh… Calla y muérdete la lengua. No sabes lo que dices. Como te oiga el profe de  Historia de la Filosofía vas a aprobar ad calendas graecas. Te lo digo yo. Y ya puestas, ¿cuándo tendrías la PAU?
-El miércoles. Lengua de mañana, e Italiano y Filosofía de tarde.  De Griego me examinaría el jueves de mañana. ¿Capicci?
-Bad attitude. Estamos intentando solucionarlo, ¿vale? Controla el nervio, deja los italianismos, y a estudiar, que el tiempo vuela.
-Italianismos por aquí, latinajos por allá, qué más da... y perdona, estoy nerviosa, pero si suspendo…
-Cuelgas los libros, te vienes para casa, y fin de la historia. Nunca mejor dicho.
-Jo, má, no sé cómo lo haces, pero eres un bálsamo celestial.¡Muac! Me encanta que me hayas parido tú.
-Si, ¡muac!, un bálsamo hoy, y mañana… vete a saber qué. Carpe diem, que dirían los del Club de los poetas muertos... ¡Ay!, todavía me duelen las cicatrices...aquí.
-¡Má!

4 de julio de 2013

A las diez en casa

Tic, tac... troc.
-Adiós, pá.
-Adiós…, así…, sin vaselina.
-Quedé esta tarde.
-Ah, quedaste esta tarde. Que buen salvoconducto. Lo utilizaré yo también para ir al cine... A las diez en casa, vale flaquita, no te olvides.
-¿Me he olvidado alguna vez? Te doy un toque para que me vayas a recoger.
-Dame un beso y ya veremos. 

      .....Tic, tac, tic, tac, tic, tac.....

-¡Caarlaaa…!
-Se fue a las cuatro y media. Quedó esta tarde. 
-Pero si pasó el domingo y el lunes en casa de su novio, desde la mañana hasta la noche.
-Lo del lunes fue por su cumpleaños.
-Si. Ya lo sé. Pero habíamos hablado.
-¿Se ven de tres en tres meses y esperas que no queden en Semana Santa? Además, me dijo que quería comprar resina para el violín y ver algunos arcos. El suyo es muy pesado.
-¿Resina para el violín? ¡Cómo sabe a quién pedirle las cosas! Resina le iba a dar yo en los fondillos para sujetarla bien a la silla. ¿La llamaste?
-A las nueve le mandé un mensaje, dos veces: Xfa, rgrsa a las 10.
-¿Y…?
-Nada.
-¿Entonces…?

            .....(politono Movistar).....

-(Es …) ¿Si, ?
-Tenías que volver temprano.
-Siii, pááá, siii... Bueeeno.
-Venga, venga. No te retrases.

30 de junio de 2013

Es la testosterona

No, Bob...
-Somos dos tíos fuertes, ¿a que si?, preguntó al aire, mientras manipulaba la nueva nevera serie A como si de un cartón de huevos se tratara. Y esos… ¿quiénes eran?
-Tú eres fuerte, Bob, yo soy elástica. Sigues sin emplear correctamente los morfemas de género, y eso me irrita, puntualizó a su marido, mientras con una mano aseguraba  la olla, con la otra cerraba la puerta del microondas, y con la punta del pie izquierdo mecía la cuna de Jack-Jack situada fuera de la cocina. Esos eran... los de la PIXAR.
-Lo siento, Helen, es la maldita  testosterona. ¡Los de la PIXAR! ¿Y qué querían?
-La testosterona será. Que van a querer, Bob. Hacer una peli. Los invencibles… Los imposibles…,  o algo así. Dijeron que estaban faltos de ideas y que nosotros éramos una familia increíble. ¿Y Violeta?
-¿Pero Helen? ¿Los despediste...? Violeta, Violeta... Ten cuidado no la vayas a pisar. My God, los de la PIXAR. Eso podría significar muchos ingresos, y no vamos sobrados... AhDash apostó que  iría y regresaría de California en menos de quince minutos. Que lo sepas.
-Tú si deberías saber que eso no está bien, Bob, nada bien.
-Pero si me lo prometió…
-Te lo prometió. Y yo soy Cleopatra, Bob, la reina de Egipto. Jurado.

22 de junio de 2013

Minijob

¡Ayyy... suspiro!
Desde entonces papá ya nunca juega con él, pues  mi hermano pasó de niño a hombre durante el suspiro que se le escapó tras la firma del contrato. Mi padre evolucionó  instantáneamente del me tiene preocupado, que va a ser de este chico, pague usted una carrera para esto…, al por algo hay que empezar, mejor eso que nada, al menos no tendrá que pasar por lo que pasé yo cuando tenía su edad (¡no!, antes…). Mi madre, por su parte,  se alegró tanto con lo que le había cambiado la cara, la sonrisa que se le había puesto en la boca, y la novia que estaba a punto de materializarse (novieta se dice ahora, ¿verdad?). Yo, lo que noté, fue que empecé a darme unas interminables duchas al dente (que salgas ya, que pareces un ravioli), me trinqué todas sus pelis (¡incluidas las de superhéroes, tío!), y amortizaba concienzudamente la Play hasta que me dolían los pulgares. Una de aquellas noches en las que aventuraba su mano al interior de la nevera para sacar el pan de sándwich sin corteza y el jamón de pavo, me dijo meneando la cabeza: mucho revuelo para un indecente minijob, ¿no crees, hermanito?

13 de junio de 2013

Que le pinchen Urbasón

¿Cuántos rejos tiene un pulpo?
-La sirena cautiva vomita pulpos de siete patas en la taza del váter, doctor. Dese prisa, por favor.
-Ya voy, ya voy... Y llámeme Doc. ¿De siete patas, dice? Los pulpos tienen ocho tentáculos, como su propio nombre indica: octopus. Igual que el malo de Spiderman Dos.
-Sí, pero los de ella tienen siete.
-Yo he visto pulpos con cinco, seis y hasta siete patas y media, porque las morenas se los comen. ¿Lo sabía?
-Haga algo… Doc.
-Póngase en su lugar. Pobrecilla. Si a usted lo capturasen unos tritones y lo llevasen al fondo del mar en una burbuja, ¿no vomitaría un número impar pongamos de… albóndigas?
-Sí, y me sentiría claustrofóbico, como el Langdon ese de El Código Da Vinci. Una vez en el puente aéreo Madrid/Barcelona vomité rollitos de primavera a los pies de la azafata. Y cuando me quedé encerrado en el ascensor de la Agencia Tributaria, la pota fue de pizza prosciuto. ¡Pero haga algo… Doc!
-Bueno, primero le pincharemos Urbasón, para que deje de vomitar cefalópodos. Y luego  le administraremos Polibutín tres veces al día durante… el tiempo que haga falta. Eso aliviará su estómago.
-¿Mi estómago?
-El de usted no, hombre, el de la sirena.

6 de junio de 2013

Patapalo

Ron, ron , ron, la botella del ron.
-Ordenaron colocarle una venda en los ojos, atarle de pies y manos, y tirarle por la borda (chuculuc) a los tiburones, para que muriera bien muerto.
-¡Hombre!, si así no… Y ¿colorín, colorado, pá, o todavía…? …Sesenta y tres, sesenta y cuatro…
-¡Qué va! Todavía no… Oye, ¿quieres un poco de ron? Es cubano. No, claro que no, si eres un crío… Bueno, ya crecerás.Principio del formulario Mañana atracaremos en Amberes, donde esperan tus vacaciones de verano con la capitana. Ves, una separación de mutuo acuerdo vale más que mil doblones de oro.
-Sí, ya veo… Setenta y cinco, setenta y…
-Y cuando llegues, dale un puntapié a tu hermana. En la espinilla. Así te dejará en paz y comprobará que eres un pirata despiadado.
-Eso no pá… Ochenta y siete, ochenta…
-¡¿No?!  Je, je… que listo eres. Como tu madre. No se le escapaba ni una.  
-Ya es tarde, tengo sueño. …Noventa y nueve…
-Es que se me calienta el pico y… Venga, a dormir. Si no puedes, cuenta calaveras. Hasta cien rebané yo cuando el motín de la Bounty.
-…Y cien. Hasta mañana, Patapalo...
-Hasta mañana, grumete. ¡Por Neptuno! ¿Qué es aquello que ven mis ojos allá en el horizonte?
-Zzz…

1 de junio de 2013

Doce del patíbulo

Doce del patíbulo
El crujido (rr-rr...) de la soga en tensión  y el estruendo posterior del pupitre rodando por el suelo, me pusieron de golpe sobre aviso. Corrí precipitadamente por el largo pasillo que conducía hasta el aula de formación y, mientras con la torpeza que provoca la desesperación intentaba introducir el código de acceso, vi horrorizado a través del cristal de aquella infranqueable puerta de seguridad doce horcas perfectamente alineadas sujetas a la viga central de la sala: de la primera ya pendía su padre; en la segunda, otro convicto agarraba con ambas manos el lazo que atenazaba su cuello, y dijo en voz alta, para que se le oyera: “América”, y en la tercera y siguientes otros diez reclusos permanecían de pie sobre sus respectivos pupitres, con las cabezas próximas a las cuerdas, aguardando su turno de participación. Un último recluso que con aire magistral enfocaba el haz de luz de una linterna de mano hacia la pizarra que colgaba en la pared frontal, respondió agriamente: “Imbécil, no ves que es de seis letras. Es África”, y a continuación oí como el segundo pupitre rodaba violentamente  por el suelo multiplicando por dos el crujido de las cuerdas (rr-rr, rr-rr…). El recluso maestro apagó resignado la linterna, meneó repetidamente la cabeza, y en tono monocorde masculló entre dientes: "Ninguno conseguirá graduarse".