18 de diciembre de 2015

Noviembre


Van a ir a comprarse unos zapatos nuevos y un helado. La madre y la hija. Las dos. ¡Cuánto tiempo hacía que no salían juntas! Los zapatos: rojos, para estar guapas por fuera, y el helado: de fresa, para refrescarse por dentro. Adiós, dijeron; atrás, miraron... Lanzaron un beso volado y asiendo los bolsos por las bandoleras enfilaron hacia la cafetería de enfrente primero, y a la tienda de la esquina después, dispuestas a disfrutar de aquel espléndido día del año quince. ¡Qué más se podía pedir!

7 de diciembre de 2015

La DGT no perdona

La  DGT no perdona.
Las besa con suma conciencia para no equivocarse, las santigua tres veces con el pulgar y frota en el pantalón la pata de conejo y la cabeza de ajo antes de guardarlas en el bolsillo. A ver, se dice a continuación, ato el cinturón, regulo el retrovisor, meto la primera y… ¡Stop!, interrumpe el instructor, no salga usted, está suspendido. Otra vez, replica airado, pero si no he salido… La cartera, indica el instructor, no ha comprobado el dinero para las multas de tráfico de hoy. De cualquier tiesto puede brotar un policía que le multará por algo. Recuerde… Si, si, acepta de mala gana, ya sé, la DGT no perdona.

Con cara de ángel

Para que hacen falta amigos...
Vuelven a dejarlos debajo de la cama junto a los zapatos, empujándolos hacia atrás con los talones para alejarse de ellos, para contrarrestar sus efectos, para aliviar la tensión acumulada durante el día. Saben que volverán por la mañana, los que les han tocado en suerte y los que les han colgado como un sambenito. Son unos supervivientes. Deberían plantarles cara. Y los otros están ahí, como si no hubiera pasado nada, como si fuera lo más natural del mundo. Míralos, no se cansan de tanta intriga, prejuicio y maledicencia. ¡Ja!, para que hacen falta enemigos con compañeros como esos. Deberían tomarse unas vacaciones para descansar de ellos mismos.

8 de noviembre de 2015

Cántala otra vez, Frank

We live a life that´s full...
Oiga, señor... Urgió la joven enfermera de guardia, es su mujer. Pregunta por Frank y pide que se la cante otra vez, ¿usted entiende? ...Frank, me llamo Frank, como el cantante. Me acerqué a la cama y, con una sonrisa cómplice, le susurré We lived a life that´s full. ¡Qué bonito!, y en inglés, prosiguió la sanitaria, ¿usted también fue cantante, o algo? Negué con la cabeza y se agitaron mis pensamientos, las emociones inundaron la habitación y la memoria comprobó que nuestros recuerdos seguían allí, donde siempre habían estado. Miré de soslayo a la enfermera que observaba inmóvil desde la puerta y, cuando busqué de nuevo los ojos de mi mujer para intentar juntos el We did it our way, presente, pasado y futuro coincidieron en el tiempo. We've loved, we've laughed and cried murmuré mientras la besaba en la frente y la despedía hasta mañana... Ay, lo siento, señor Frank, se ve que la quería usted mucho. Jopé, si mi novio me quisiera la mitad de lo que la quiere... la quiso usted, otro gallo me cantaba. Quizá, mi niña, quizá, insinué sin fuerzas. Y ni siquiera sabe tararear nada, continuó. Jopé, jopé, mañana lo dejo.

2 de noviembre de 2015

Zas, de un plumazo.

Pero no vio nada...
Miró a izquierda y derecha. Oteó el horizonte con la mano por visera, así, pero no vio nada. Créanme, no sabía que estaba pasando. Funcionaba bien en la paz, pero en la guerra la cosas eran diferentes. Vaya si lo eran. Todo el mundo conocía la existencia del Penal, Administrativo, Procesal, Constitucional y hasta del Internacional. Las gentes hablaban de derechos humanos, a la vida o al asilo, pero cada vez que cruzaba una frontera, zas, todos acababan ahí, donde empezaban los del otro pueblo. Así fue como pasó, queridos niños y niñas. El Derecho supo que existía una franja de terreno donde no tenía cabida, donde la Política campaba por sus respetos y era quien se encargaba de ir buscando acomodo, según correspondiese, a la ley, la justicia, los derechos y la dignidad.

30 de octubre de 2015

El perro de Pavlov

¡Gracias, Pavlov!
Un señor con levita parecido a Pushkin se mete hasta la recepción del hotel. Le atiende una recepcionista regordeta y colorada a la que llaman Matrioska. El que se parece a Pushkin saca un Kaláshnikov con la intención de volarle a Matrioska la tapa de sus sesos rusos. La recepcionista acciona la campanilla del mostrador con la palma de la mano. El perro se lanza sobre el terrorista y le rompe el brazo de una dentellada. ¡Gracias, Pavlov!, dice Matrioska mirando al techo.

11 de octubre de 2015

El café de las siete

El puñetero ojo de la cerradura despertó con las voces de las empleadas al llegar. Accionaron a ciegas el interruptor de la luz y se dispusieron a salir del almacén. El mantenimiento lo hizo dando tropezones hasta la salida de emergencia por la que escapó dando un portazo que agitó la superficie del café que las empleadas tomaban a las siete de la mañana. Luego apareció la gobernanta con un montón de ropa y, colocándose las greñas en su lugar, dio instrucciones precisas de cómo planchar, doblar  y guardar aquellas prendas en los armarios. ¿Entendido, mojigatas? Pues a trabajar, que para eso les pagan. 

7 de septiembre de 2015

Te fuiste, socio.

Había que tener un traje gris.
Pedían mayoría de edad, el Graduado en ESO y residir en el municipio. Puntuaba la experiencia en esteticismo, escayolista o composición floral. Era imprescindible disponer de un traje gris, de corbata y debían abstenerse depresivos e hipocondriacos. Las pruebas se celebrarían el sábado por la mañana y consistirían en redactar una esquela, recitar un epitafio y sellar una tumba. Las dos primeras se realizarían in situ, en la sala de espera de la empresa, y la tercera en otro situ, en el camposanto municipal. Y así fue. Lo de la esquela lo resolvió en diez minutos, pues llevaba bien aprendido aquello de “…tíos, primos y demás familiares…”. Como epitafio declamó un “Te fuiste, socio” fácilmente adaptable al sexo femenino cambiando la o por la a. Para el sellado de la tumba vertió media bolsa de yeso en un balde con agua, colocó la tapa del nicho, y lo enfoscó todo en un santiamén. Observó gestos de conformidad, recibió tres palmaditas en el hombro y le dieron el puesto. Un mes de prueba, le dijeron. ¡Ah!, y que mañana tenían el servicio de Rafael Tarta Ruibarbo, Felo el pastelero, para más señas. Que Dios lo tenga en su gloria.

1 de septiembre de 2015

Algo pasa en el bosque.

El Consejo del bosque
El Consejo del bosque se reunió a petición de hadas y gnomos. Las luciérnagas seguían alumbrando, pero las hormigas descansaban una hora de cada cinco trabajadas, y las mariquitas vestían con lentejuelas. ¿Alguien sabe qué está pasando? Los búhos miraban con los ojos muy abiertos sin decir nada. Los ciervos correteaban de acá para allá, depositaban caquitas, y regresaban correteando de allá para acá. Y los osos, ¡ay los osos!, se habían ido a hibernar esa misma tarde. Así que preguntaron a la oca. Pero la  oca se hizo la loca y se limitó a sacudir la cola. Luego preguntaron a un salmón del río, pero abría y cerraba la boca sin articular palabra. Por último se dirigieron a una paloma torcaz, pero su respuesta fue poner un huevo… ¿Es que a nadie le importa resolver esto? La tortuga sugirió que quizá no había nada que resolver. A fin de cuentas, quién no agradecía que las ranas se callaran un rato. Así que el Consejo dio las buenas noches y levantó la sesión, dejando constancia de que si alguna criatura quería seguir haciendo lo mismo, dejar de hacer algo o hacer otra cosa diferente, podía hacerlo.

20 de julio de 2015

Eh, toro, eh...

¡Eh, toro...!
Me acabé la rebanada de pan y entré en la casa de Manolete. Llamaban así al abogado que fue torero hasta que el respetable coreó el nombre del toro durante una cogida. Tuve la sensación de entrar a una plaza o rodeo. El zaguán parecían los toriles: estrecho y con una protección de madera por el que avanzaba metiendo el hombro. Los pasillos rebosaban flores, carteles, y Macarenas por todas partes. Entrar al despacho fue como saltar al ruedo, pues me encaré a un letrado parapetado tras su mesa y a una cabeza de toro empotrada en la pared con un letrero debajo que decía JURISTA. Mi vista fue del letrero al letrado, y del letrado al letrero y, sin poder ocultar mi cara de sorpresa, avancé por la arena sopesando la posibilidad de empezar la consulta con un ¡eh, toro, eh! y de obtener un mugido por respuesta.





9 de julio de 2015

Por poco

Por poco, ¿eh, amigo?
Su mujer lo sorprendió en el garaje subiéndose a la bici. Ten cuidado, le dijo. Él restó importancia al comentario porque el domingo por la mañana apenas había tráfico en la carretera. Era la misma carretera secundaria por donde un tráiler de 30 metros de largo y 20 toneladas de peso avanzaba peligrosamente invadiendo el carril contrario en los tramos más comprometidos. Todo sucedió en un golpe de pedal. La bestia metálica apareció en la curva devorando la calzada hasta dejar dos palmos de asfalto que le salvaron de morir con la cabeza reventada contra la carrocería del camión que en medio del chirriar de frenos, gritos desesperados y una densa polvareda gris embarrancó 50 metros más adelante destrozando vallas, arbustos y todo cuanto encontró a su paso. La sangre golpeaba sus sienes, un sudor frío  corría por su espalda y el tembleque de las piernas le obligó a bajar de la bici e hincar las rodillas en el suelo hasta que las fuerzas le abandonaron. Por poco, ¿eh, amigo?, por poco… le decía el camionero dándole palmaditas en la espalda mientras él sacudía la cabeza incrédulo y sentía el calor del orín entre las perneras del culotte.

2 de julio de 2015

Bíbidi Bábidi Bu

¿Qué quieres, niña?
Llegaba justo a tiempo y descubrió una carrera en su media como la maratón de Boston. Con aquella pinta no ganaba el pleito del que robó sus propias gallinas durante un arrebato de doble personalidad. Tuvo que apretar los labios con fuerza y apelar a su gran capacidad de autocontrol para evitar la expulsión de los demonios que se agolparon en su boca. Se dirigió al servicio. Se sentó y cerró los ojos. ¡Hada madrina, hada madrina…!, suspiró. ¿Qué quieres, niña? Unas medias nuevas, pidió incrédula a un par de piernas embutidas en sendos zuecos blancos que asomaron bajo la puerta del váter precedidos de una mopa. ¿Te servirán estas…? Se las caló de un tirón, dijo te quiero Maruca, le estampó un sonoro beso en la boca (¡uy!) y, con un cambio radical en el semblante, entró en la sala dispuesta a hacer desaparecer a aquellos ignorantes corruptos desmemoriados que decían no saber ni recordar nada.

28 de junio de 2015

La mujer del General.

Es una mujer.
Volví a enfocar su figura uniformada en la mirilla del rifle. Me pareció familiar. La forma de andar, de moverse… Pero... si es una mujer. ¡Es su mujer, General! Hace señales con una linterna. Dice que se dejó las medallas en la mesilla de noche. Se las ha traído. Para que pueda mandar. También dice que apunte los cañones hacia otro lado.  Que por donde ella viene no hay enemigos. Pregunta en qué está pensando. Qué clase de asesores militares tiene. Pide que mande a alguien a por las medallas. Ya. Siente no poder acercarse más. Por si se escapa una bala. Y manda un abrazo. Y un beso. Para usted, General. Eso dice.

10 de junio de 2015

¿Y la sopa?

¿Y la sopa?
Salió, sigilosa, a estirar las piernas. Cogió a aquella desgraciada por el cuello y la puso en la máquina de estirar sin el menor atisbo de compasión. Como tenía las patas muy flacas, usó una cuerda fina para atarlas al aparato, y como no tenía brazos, la sujetó por la cabeza  y comenzó a girar la manivela.
-¿Cómo va el aparato, cariño? ¿Funciona?
-De maravilla. La Inquisición sabía hacer estas cosas.
-¿Y la sopa? 
-Hombre, espera a que acabe con la gallina, y después la preparo en un momento.

2 de junio de 2015

Infusiones, pócimas y brebajes.

¿Usted es bruja... o algo?
-La Inquisición no tardará en llegar.
-Toc, toc. Buenas tardes, doña Fenixia. Somos la Inqui.
-Adelante, les esperaba, pasen.
-Nos han dicho que hay una bruja.
-Si, está ahí, en el hogar.
-¿Le puede decir que salga?
-Fiuuu. Eh, bruja, que salgas…
-Pues no sale. A dónde vamos a parar. Ya no se dejan apalear ni nada. ¿Usted la conocía de algo?
-No, de nada. Llegó volando y se metió en casa.
-Es que si no sale, tendremos que llevarnos a alguien, ¿comprende? No podemos irnos de vacío.
-Ya.
-Oiga, ¿usted es bruja... o algo?
-¿Quién? ¿Yo? Que va… Solo hago manzanillas. Para el estómago, ¿sabe? Cuando me duele. Eso es todo.
-Bueno, podría valer. Infusiones, pócimas, brebajes… ¿qué más da?
-Si lo mira así…
-Hale, coja sus cosas y nos acompaña… Mire, mejor no coja nada. Le hacemos un juicio rápido, la quemamos y ya está. ¿Le parece?
-Hombre,  parecerme, parecerme… Lo que es parecerme… En fin, si no queda otro remedio… ¿Puedo pedir un deseo?
-Es que no estamos autorizados a conceder últimas voluntades. Pero como es un caso excepcional. Venga, pida, pida...
-Que me quemen con madera de limonero, que huele mejor, y que depositen las cenizas ahí, en el hogar, junto a las plumas. ¿Podría ser?
-Eso son dos deseos. Pero puede, puede…
-Muchas gracias. Les quedaré eternamente agradecida.

31 de mayo de 2015

Nada por aquí

Baraja digital
El titular principal de los periódicos locales fue para la baraja digital que constaba en el sumario y que estuvo siempre presente en el discurso del fiscal. El día anterior, antes de que el jurado comunicara su veredicto, la jueza pidió a la trilera que lo hiciera una vez más. La trilera le decía digital porque movía las cartas entre sus dedos a la velocidad del rayo. Le he dicho que si no le importa hacerlo otra vez… Ya lo hice, señorita, dijo la trilera a la jueza. ¿Ya? Sí, señorita, ya.

-Lo ve señoría, apuntilló el fiscal, si usted hubiera jugado, habría perdido.
-Usted lo ha dicho, señor fiscal, se trataba de un juego.

El jurado confirmó que tenía su veredicto y la jueza indicó que lo metieran bajo una de las cartas de la trilera.
-Señor fiscal…
-Si, señoría
-¿Podría usted levantar una carta?, preguntó la trilera.

18 de mayo de 2015

Adiós, Barby

¿Has visto mis Barbies?

-Y las azules, las del abuelo Kent. Para la abuela Barby las rosas, como si las sujetara entre sus manos.
-María, ¿te estás vistiendo? No olvides ponerte el lazo rosa, a juego con la blusa, la falda y los zapatos.
-Y con el bolso. Sí, ma... Mira que guapos están ahora. Con sus flores, sus mortajas y sus ataúdes a juego.
-María, ¿has visto mis Barbies? Llevo varios días buscándolas...
-Ya sabes que no son mis juguetes favoritos. Hala, al horno crematorio (plic) y este cuento se acabó. Me voy, ma...
-Oye, ¿no te huele a quemado? ¿Y ese humo que sale del microondas? ¡Marííía...!

1 de mayo de 2015

El informe

Tema 14: El informe.
Eran las siete y aún quedaba tarde por delante. Cuántas horas llevaría levantado: once, doce…  El móvil vibró sobre la mesa y entró un whatsapp de su mujer con un trae pan para la cena. Contestó OK y pensó que no había comido con fundamento, como decía su madre. ¡Ay! Su madre. Era la decana del colegio de abogados y le había encasquetado aquel trabajo en la academia. Tenía que impartir un programa de gestión administrativa para ayudar a los opositores a superar las pruebas de acceso a diferentes cuerpos de seguridad. El tema del día era El informe. No tenía mucha idea pero, ¿acaso todos los informes no eran iguales? Repasaba los apuntes cuando algunos aspirantes le sorprendieron preguntando qué hacía allí si no tenían clase con él. Recogió sus cosas y salió pitando hacia la panadería. Hoy podría ver a su hijo antes de que se durmiera.

27 de abril de 2015

Y se murió

"...le dio el infarto"
El incómodo cadáver del mediador familiar aún estaba caliente cuando llegaron la policía, los servicios médicos y un representante de la empresa “LO MEDIAMOS TODO, SL”, especializada en solución de conflictos, a la cual pertenecía el difunto. Fue ponerse a hablar y le dio el infarto, explicó mi mujer a los allí presentes. No sabemos qué está pasando, pero se multiplican los casos de crisis nerviosas y de ansiedad, afirmaron los de urgencias. Pues nosotros no paramos de atajar agresiones y maltratos físicos y psicológicos, destacaron los policías. Señores, señores, no vamos a ponernos a discutir aquí ahora, dijo el de la empresa, y se murió.

23 de abril de 2015

Una idea brillante

"Bum, bum..."
Bum… Los cañonazos alumbraban la noche frente a las atentas miradas del vecindario. Bum, bum, bum… Parecía la de San Quintín, Waterloo o Pearl Harbor, vaya usted a saber. Bum, bum… Los chiquillos correteaban en la plaza recogiendo los cohetes quemados que aterrizaban por todas partes… Cuando todos esperaban la traca final para marchar a sus casas, alguien gritó que había fuego en el monte. Llama a los bomberos, apremiaron unos al concejal de cultura, fiestas y celebraciones varias. No, es mejor a los de medioambiente, urgieron otros al de parques, jardines y monte bajo. A quién se le habrá ocurrido la brillante idea, preguntaron todos al alcalde, que no sabía si ir, venir o estarse quieto. Al que asó la manteca propusieron unos clientes del Grill El Atracón, que habían salido un momento a disfrutar del evento. La inquieta mujer del electricista opinó que, fuera quien fuese, debía tener los plomos fundidos; y que no llegaba a dos dedos de frente aseguró el maestro, quien dijo saberlo de buena tinta. Gracias a que fue el pajar del Pepón lo que ardió, que si no va toda la corporación al calabozo por autorizar semejante despropósito pirotécnico en plena canícula estival.

14 de abril de 2015

La apuesta

¡ Muac !
Procuraba no perder sujetándole las nalgas y, estrechándole contra ella, le estampó el beso que había apostado con sus amigas que le daría antes de acabar la fiesta, el mismo plazo que le dieron a él los suyos para conseguir que la rubia del fondo le apretujara los glúteos... o lo que fuera. Y allí estaban, uno despegándose de los labios de la otra, y esta soltando el culo del primero. A decir verdad, a ninguno le hizo gracia aquella escena, y a nadie le pareció que hubieran ganado o perdido algo. Así que, girando sobre sus talones, regresaron por donde habían venido, sin haberse saludado, despedido o dicho algo entre medias.

6 de abril de 2015

Besos, cariño.

Muac, muac.
A cada vuelta del tambor de la lavadora se le iban cerrando los ojos hasta que se durmió envuelto en el aroma tradicional del jabón de Marsella… Hacia las ocho de la tarde, el persistente tonillo de fin de programa con que el electrodoméstico premiaba la doble jornada femenina, le sacó de aquel letargo. Allí, en el cuarto de pileta, con las narices metidas en un revoltijo de ropa con el sudor de la semana, despertó envuelto en una manta que esperaba turno de lavado y con un pósit en la frente diciéndole que pusiera otra lavadora, que ella iba a hacer la compra para el finde. Besos, cariño.

31 de marzo de 2015

Boop, boop...

B.B.
Pudo ser la falta de previsión, o quizá el estrés del viernes, lo que llevó a la joven abogada a cometer el imperdonable error de olvidar sobre su mesa el expediente para el lunes. El anterior fallo le costó la suspensión de privilegios adquiridos y no estaba dispuesta a que un tercer despiste la dejara en evidencia y cuestionara su valía profesional. Lenguaje no verbal, se dijo mirándose al retrovisor, decidida a regresar desde el garaje en busca del archivo. Soltó su melena, repintó los labios y, sacando una pierna fuera, comprobó que la altura del tacón era perfecta... El guardia de seguridad cedió el paso a Lucy; las trabajadoras de limpieza saludaron a la Señora Smith; los de mantenimiento se creyeron en Sin City cuando Mijo los sobrepasó sin pedir permiso, y el jefe regaló un indulto a Betty Boop sin que esta llegara a comunicar delito alguno.

30 de marzo de 2015

Juanillo: 1990-2015.

A nadie se le ocurrirá que solo quiso volar, como antes. Tenía la cabeza llena de pajaritos. Ay, si no hubiera visto ese documental sobre Leonardo... Pobre. Tan solo. Sin padres, sin familia, sin lugar a donde ir... Y tan joven. Era un espíritu libre. Pensarán que se cayó por la ventana mientras aireaba las sábanas, o que se precipitó desde la azotea mientras tendía la ropa. Y, claro,  pasó lo que tenía que pasar. Qué le vamos a hacer. Pondremos en el epitafio: Juanillo, 1990-2015: Quiso volar lejos y se cayó desde el balcón.

15 de marzo de 2015

Pío, pío

Pío, pío...
Seguía atrapado allí dentro, y no podía salir. ¿Cuánto tiempo llevaría encerrado? Era como si siempre hubiera sido así. La de cosas que iba a hacer cuando saliera... Comenzó a percibir luces y sonidos fuera. El calor se hizo insoportable y el lugar más estrecho, constriñéndole de tal forma que se vio impelido a quebrar las paredes que le aprisionaban hasta sacar la cabeza al exterior. Pío, pío, fue todo cuanto alcanzó a decir.

6 de marzo de 2015

Amarillas, rosas y azules

Se conocieron en la fiesta de jubilación...

Se conocieron anoche, en la fiesta de jubilación, y hoy se levantaron en el piso de él aireando sus vidas y recogiendo los bártulos. Empezaron ordenando los cacharros de cocina; después limpiaron el baño y, cuando pasaron al dormitorio, hicieron su maleta con lo imprescindible, que era todo. Terminaron guardando los cuadros, títulos y certificaciones que decoraban las paredes del salón… En la casa de ella no había ropa que recoger ni basura que sacar, pero las cajoneras escondían más folios, subrayadores y pósit amarillos rosas y azules que flores tenía el campo. Y cuando enfrentaron las baldas que les sonreían bajo el peso de libros y archivadores, a él se le escapó un uf, qué grande es esta casa, y a ella un ay, qué larga es esta vida, y a los dos un qué caray, si podía vivirse dos veces, y qué bueno, ¿no?, y qué viva la esperanza de vida esa, y qué viva, viva, viva… Se hicieron unos selfis, mandaron unos whatsapp a sus hijos diciendo que se ausentarían una temporadita, y salieron a la calle con el corazón henchido, las manos entrelazadas y las ideas locas.

14 de febrero de 2015

Delirios de grandeza

¡Voilà!
-Le faltarán, al menos, un par de centímetros para alcanzar la base del trapecio.
-Déjalo ya, Esfe. Es solo un cuadradín recién trazado.
-Patéticas. Son patéticas estas figuras planas. Lado por lado. En fin…
-Ya evolucionarán. Fíjate en Pentágono: lo proyectas en 3D y, voilà, resulta un prisma pentagonal.
-Bah, ese es otro. Se cree tan recto, tan perfecto, y total sigue siendo base por la altura. Como todos.
-Ay, Esfe, cómo eres…
-¿Cómo soy?
-Redonda, mi´ja, redonda. Con todos tus argumentos equidistando de tu ego.

18 de enero de 2015

No era un iglú

...Un iglú para resistir el frío polar...
Inmediatamente pedí que cerraran la tapa del ataúd y comprobé que el frío de la mañana desaparecía al hundirme en el mullido interior de la última novedad de ENSERES FUNERARIOS SA. Desde fuera promotores, diseñadores y tapiceros gritaban qué me parecía el nuevo modelo y, al tiempo que me incorporaba empujando la tapa del cajón con la mano izquierda, contesté que de acabados y confortabilidad Ok, pero carecía de sistemas automáticos de apertura interna, de ventilación asistida y localización GPS, y que tampoco incluía kit de supervivencia, a lo que me respondieron que aquello no era un iglú para resistir el frío polar, o un cohete espacial para viajar a Marte, sino una caja de pino lacado para ir de entierro. Lejos de arrugarme, les solté que lo sentía, pero que dado el estado de catatonia general en que la crisis tenia sumida a la población, o subsanaban las no conformidades reseñadas, o les harían falta dos vidas para obtener la acreditación de enterramiento seguro que la APEMP, la Asociación para la evitación de la muerte prematura, a la cual representaba, otorgaba únicamente a las empresas del sector que cumplían escrupulosamente con los citados requisitos.

8 de enero de 2015

En brazos de Morfeo

Zzzzzzzz
Sin saber por qué, le di un puñetazo, pero fue más rápido que yo y, henchido cual  tonel de vino 0+, levantó el vuelo para aterrizar en un lugar del techo donde se creía inalcanzable. Tomé la pala matamoscas, le di las gracias a Papá Noel por regalármela ex profeso, y le aticé un estacazo que le hizo explotar como un tomate cherry bajo las ruedas de un Ferrari. Fue un acto terapéutico. Exhalé un suspiro que se oyó desde Morón y descansé, por fin, en los brazos de Morfeo, sin importarme demasiado lo que pasara en el resto del mundo –o en aquella base aérea.