28 de junio de 2015

La mujer del General.

Es una mujer.
Volví a enfocar su figura uniformada en la mirilla del rifle. Me pareció familiar. La forma de andar, de moverse… Pero... si es una mujer. ¡Es su mujer, General! Hace señales con una linterna. Dice que se dejó las medallas en la mesilla de noche. Se las ha traído. Para que pueda mandar. También dice que apunte los cañones hacia otro lado.  Que por donde ella viene no hay enemigos. Pregunta en qué está pensando. Qué clase de asesores militares tiene. Pide que mande a alguien a por las medallas. Ya. Siente no poder acercarse más. Por si se escapa una bala. Y manda un abrazo. Y un beso. Para usted, General. Eso dice.

10 de junio de 2015

¿Y la sopa?

¿Y la sopa?
Salió, sigilosa, a estirar las piernas. Cogió a aquella desgraciada por el cuello y la puso en la máquina de estirar sin el menor atisbo de compasión. Como tenía las patas muy flacas, usó una cuerda fina para atarlas al aparato, y como no tenía brazos, la sujetó por la cabeza  y comenzó a girar la manivela.
-¿Cómo va el aparato, cariño? ¿Funciona?
-De maravilla. La Inquisición sabía hacer estas cosas.
-¿Y la sopa? 
-Hombre, espera a que acabe con la gallina, y después la preparo en un momento.

2 de junio de 2015

Infusiones, pócimas y brebajes.

¿Usted es bruja... o algo?
-La Inquisición no tardará en llegar.
-Toc, toc. Buenas tardes, doña Fenixia. Somos la Inqui.
-Adelante, les esperaba, pasen.
-Nos han dicho que hay una bruja.
-Si, está ahí, en el hogar.
-¿Le puede decir que salga?
-Fiuuu. Eh, bruja, que salgas…
-Pues no sale. A dónde vamos a parar. Ya no se dejan apalear ni nada. ¿Usted la conocía de algo?
-No, de nada. Llegó volando y se metió en casa.
-Es que si no sale, tendremos que llevarnos a alguien, ¿comprende? No podemos irnos de vacío.
-Ya.
-Oiga, ¿usted es bruja... o algo?
-¿Quién? ¿Yo? Que va… Solo hago manzanillas. Para el estómago, ¿sabe? Cuando me duele. Eso es todo.
-Bueno, podría valer. Infusiones, pócimas, brebajes… ¿qué más da?
-Si lo mira así…
-Hale, coja sus cosas y nos acompaña… Mire, mejor no coja nada. Le hacemos un juicio rápido, la quemamos y ya está. ¿Le parece?
-Hombre,  parecerme, parecerme… Lo que es parecerme… En fin, si no queda otro remedio… ¿Puedo pedir un deseo?
-Es que no estamos autorizados a conceder últimas voluntades. Pero como es un caso excepcional. Venga, pida, pida...
-Que me quemen con madera de limonero, que huele mejor, y que depositen las cenizas ahí, en el hogar, junto a las plumas. ¿Podría ser?
-Eso son dos deseos. Pero puede, puede…
-Muchas gracias. Les quedaré eternamente agradecida.