24 de enero de 2013

Dudosa terapia

“Mientras suelto las pastillas en las hierbas altas, me tiendo suavemente sobre la verde pradera,  contemplando  el cielo azul y… y pienso que... mientras suelto las pastillas en las hierbas altas…"


Dori
-Pssst,  ya se ha vuelto a dormir,  Álex. Así no avanzamos nada, ¡por favor!
-Sí avanzamos, Noemí, sí avanzamos. Hoy llegó hasta “…contemplando el cielo azul”. Eso se puede considerar un logro.
-¿Un logro? ¿Pero estás majareta? Si apenas repite tres frases seguidas y se atasca.
-Pues se las hacemos repetir más veces, y listo.
-¿Con esa memoria de pez que le queda? ¿Cuántas veces más crees tú que las podrá repetir?  
-Doce,  trece veces… las que hagan falta.
-¿Trece? Ya, como 2013. Esa sí que es una mala perspectiva, colega. Y en toda regla.
-Vamos a ver: ¿cuánto tiempo hace que atracó una farmacia en busca de pastillas? ¿Eh? ¿Cuánto?
-¡Oye! ¡Pues tienes razón, Álex! ¡Si casi ya ni me acuerdo cuando lo pilló la pasma por última vez! 
-¡Ahí lo tienes!
-Pues venga. Continuemos.
-Calma, calma. Es mejor dejarlo descansar, que hoy viene como una moto. Pero como mañana sea capaz de repetir tres frases seguidas, lo mandamos a casa con el parte de rehabilitación firmado.

19 de enero de 2013

Dos palabras

Mientras dejo las pastillas en las hierbas altas Lucía se inclina hacia adelante y,usando sus manos como un cuenco,sorbe agua fresca de la antigua fuente cercana al pino centenario donde nos solemos encontrar desde hace tanto tiempo. Ese es nuestro lugar favorito. Las pastillas son de diferentes colores: azules, amarillas, verdes, rojas, naranjas… y cada una lleva una letra sobreimpresa. Lucía coge una pastilla, identifica la letra, le busca la orientación adecuada y la deja encima del  estrecho borde de la fuente con cuidado, ¡con cuidado!, para que no resbale adentro; a continuación yo coloco la siguiente pastilla y seguimos así, letra a letra, hasta formar una palabra y completar, por fin, un pensamiento. Ese es nuestro juego favorito. Quizá parezca sencillo pero, por más veces que lo hemos intentado, nunca pasamos del “T-e q-u-i-e-r-o”. Esa es nuestra frase favorita. Luego cruzamos las miradas, encogemos  nuestros hombros y, como si lo hubiéramos acordado previamente, empujamos de una vez todas las pastillas al agua, observando cómo se hunden en un lento balanceo, mientras nuestras miradas bucean hacia el fondo buscando captar unos últimos destellos que confirmen los resultados del juego y nos den cita para un próximo reencuentro.
 

13 de enero de 2013

¡Jau!

Tipis indios de las grandes llanuras americanas
A ver si así consigue que papá no haga más el indio, ¡por favor! Porque vale que mamá no debió haberle dicho que el indio más famoso de todos los tiempos fue Viernes, el de Robinson Crusoe, y no Tatanka Iyotake, como él esperaba oír, el gran jefe sioux al que los americanos llamaron Sitting Bull (Toro  Sentado) y que venció al general Custer y a su séptimo de caballería en la batalla de Little Bighorn, en 1876. Pero de ahí a que papá haya descuerado las tres vacas lecheras que nos quedaban para construir en el jardín un tipi en el que lleva acampado hace ya casi un mes; que me haya birlado los coloretes para pintarrajearse la cara y bailar la danza de los espíritus a la luz del camping gas que guardábamos en el sótano para situaciones de emergencia; que se haya puesto a fumar césped seco en esa maloliente pipa que encontró en el baúl del tatarabuelo Bill Cody, y que nos cierre el paso diciendo que no podemos pisar los lugares sagrados, me parece que es cruzar esa delgada línea roja, la verdad. ¿No crees, Pata de Cuervo? ¿O es que tú estás con él?

11 de enero de 2013

Anda, alégrame el día


Clint Eastwood
“Hoy mamá va a probar con la pistola que Billy le compró para defensa personal en la Shotshow de Orlando 2009. Ella ya había agotado los recursos a su alcance: cambio de domicilio, denuncias policiales… pero a Billy aquello le importaba un bledo y parecieron no bastarle las palizas que le propinó durante el matrimonio, pues había intensificado el acoso los meses que llevaban separados”

-¿Ves? Le pasa igual que a ti, mamá. ¡Incluso lo de Orlando! Ponte hielo, que se te va a inflamar.
-Continua leyendo, hija, a ver en que para eso.

“Pensó que si la orden de alejamiento no la había protegido durante la separación, la pistola le salvaría la vida ahora que había firmado el divorcio”.

-Tienes que hacer lo mismo, porque si tú no acabas con él, será él quien acabe contigo.
-No puedo hacer eso. Es más fácil que lo parta un rayo la próxima tormenta que yo salga impune actuando de esa forma.
-Mira. Compras una Magnum44 como la de Harry el Sucio, la sacas del bolso cuando lo tengas a menos de tres metros y le enseñas como brilla el cañón a la luz del sol. Con eso bastará.

4 de enero de 2013

Tres segundos




Estudio de radio
-¿Qué hace ahí fuera Lucas pegado a la ventana? preguntó Marga en un susurro cerrando tras de sí la puerta del estudio.
-Es que salí ayer con él y hoy no para de rondarme, masculló Bea, abriendo sendas botellitas de agua. ¡No te lo pierdas!: me mandó un e-mail de buenos días, me trajo un café de la máquina…
Jo!, tía, pues si te acompaña  a casa te pide en matrimonio, ironizó acercándose a su compañera.
-Yo solo quería salir un rato: ¿es tan complicado? Desesperó mientras ordenaba sus notas manuscritas sobre la mesa.
-¿Mobbing?, se aventuró a preguntar sacando unos folios impresos del bolso.
-Le habrá dado fuerte. ¡Qué se yo! Y ambas se acomodaron en sus sillas buscando la clásica postura del cuatro.
-Las amistades platónicas para el instituto. Ahora es más sencillo: lo tomas o lo dejas. Tendrás menos migrañas y dormirás como una bebita. Tosió intencionadamente, aclarándose la voz.
-Mira que me lo he repetido de veces: “Las relaciones profesionales por un lado y las personales por otro”. ¡Cuando aprenderás, Bea!, y oyó que avisaban: “¡Quedan tres segundos!”.
-Sí, y arréglalo prontito, porque estas cosas se complican enseguida…  Y entró con “Son las seis, las cinco en Canarias…”.

1 de enero de 2013

Con gafas 3D


Sala de cine
-¿Te falta mucho?  Se hace tarde.
-Estoy acabando… ¿Oye, es una peli de acción la que vamos a ver?
-No,  no… Es más de aventura. Te gustará.
-Eso mismo dijiste cuando fuimos a ver Los Mercenarios. Entiendo que te mole el género, pero yo tengo un cupo para los bombazos.
-Bueno, ayer comentamos que se trataba de El Hobbit, una precuela de El Señor de los Anillos.
-Ah, es verdad. Pues… perfecto. ¿Y es de las de toda la vida o en DIN A3? Te lo digo porque en el mueble del pasillo ya no caben más gafas. Aunque las podemos seguir amontonando en el ropero. Ja, ja, ja…
-¿DIN A3? ¡Cómo se nota que vives entre folios! Sí, la peli es en 3D. Porfa, ¿puedes coger un  par de gafas? Habrá que limpiarles el pringue de usos anteriores.
-¡Mira que pinta tengo! Con estas gafas negras tan feas y la muleta que llevo por el esguince, parezco La Blasa de José Mota. “Jurao” (con perdón).
-Fijo, aunque te falte el pañuelo. Creo haber visto algunas gafas blancas por ahí. Seguro que  te irán mejor.
-Sí, aquí hay unas. ¿Qué tal?
-Estás hecha un pincel.
-¿Nos vamos ya, van Gogh?