10 de junio de 2015

¿Y la sopa?

¿Y la sopa?
Salió, sigilosa, a estirar las piernas. Cogió a aquella desgraciada por el cuello y la puso en la máquina de estirar sin el menor atisbo de compasión. Como tenía las patas muy flacas, usó una cuerda fina para atarlas al aparato, y como no tenía brazos, la sujetó por la cabeza  y comenzó a girar la manivela.
-¿Cómo va el aparato, cariño? ¿Funciona?
-De maravilla. La Inquisición sabía hacer estas cosas.
-¿Y la sopa? 
-Hombre, espera a que acabe con la gallina, y después la preparo en un momento.

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