Con
la complicidad de la noche, Marcia
giró la llave del contacto y el viejo cuatro por cuatro arrancó bufando como un
toro que arremete contra las puertas del comercio y se lleva por delante
cristaleras, cajas y estanterías hasta empotrarse en la sección de
alimentación. Una breve mirada y un cabeceo aprobatorio son las señales para que
el chico salte del vehículo y cumpla fielmente su cometido: pastas (1 kilo);
tomate frito (pack de tres); salchichas (10 unidades); queso rallado (especial
pastas) y algunos zumos para tomar. ¿Algo más? Si, coge unos botes de leche de
continuación para tu hermano. Y… má, ¿puedo
llevar un pavo para Navidad? Claro, hijo, no creo que lo vayan a echar en
falta. El chico introdujo la mercancía por una de las ventanillas y saltó al interior
del Jeep cuando este ya retrocedía velozmente
empujando estanterías, cajas y puertas hasta salir al exterior para, dando un brusco
volantazo, enfilar la avenida y perderse en la distancia salpicando la calle con
los restos de aluminio y cristales que habían quedado enganchados en el
guardabarros.
Bienvenid@s a CuatrocientosCuentos. Aquí encontrarás historias, vivencias, diálogos y relatos cortos salpicados de imaginación, creatividad, humor y sentido de la realidad. Adelante. Pasa. Espero que disfrutes (si te apetece, deja tus comentarios en las entradas. Gracias).
L i c e n c i a de autor
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14 de noviembre de 2012
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