"...reptaban y se entremetían..." |
Los informativos anunciaron una ola de frío polar, y no se
equivocaron. Últimamente, las acertaban todas. Se colaba hasta los
huesos. Por el día, lo normal, camisetas, suéteres, chaquetas… ¿Y
la bufanda? Vale, la llevo. Beso, adiós, y cada uno a su trabajo.
Pero cuando llegaba la noche, bajo los cojines desterrados al pie de
la cama, de las mantas dobladas estratégicamente sobre el edredón,
y de las sábanas de franela, los helados pies de ella, brrr,
reptaban y se entremetían buscando el calor de los suyos,
convenientemente calefactados en sus calcetines de lana con
borreguitos -uy, qué rico-. A veces se le pasaba por la cabeza
preguntarse cómo, después de tanto tiempo durmiendo juntos,
continuaba haciéndolo. Pero, la verdad, ni se lo preguntaba, o mejor
aún, nunca se preocupó por encontrar una respuesta satisfactoria al
dicho fenómeno invernal. Mientras, se dejaba hacer, y no dejaba de
asombrarse por el hecho cierto de que, si bien él se los ponía, la
encargada de reponer los calcetines de la cajonera plástica de los
chinos, era su mujer.
Nota: dirección de imnagen https://lh3.googleusercontent.com/-9lBbjiY2A8GTPSzMPxVOY0Cpa2YUu-0ct4BJtf7FoYdolKKw8IhYaNy7hJgyeuL18JP8C4=s170
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