16 de octubre de 2014

Quesos curados.

Quesos curados
Recluida en el pozo seco, pronto se callará, declamó la estudiante de fisolofía, poetisa, o algo así, pero el alcalde dijo que al hambre en el tercer mundo no se la combate con literatura ni al estómago con letras, a no ser que sean en sopas. El repartidor de leche se ofreció a donar mil litros, alguien opinó que era mejor mandar quesos curados y el maestro, a propuesta de los niños y niñas, sugirió mandar las vacas porque daban leche, carne y más vacas. Los vecinos, reunidos en pleno, aprobaron la propuesta docente y felicitaron al maestro por sus prácticas enseñanzas, aunque el de los quesos seguía opinando que los suyos eran de tan buena catadura que se comían de a poco y duraban una eternidad. Como las vacas (o incluso más).

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