13 de febrero de 2014

Exit

¿No le gustaba la música?
Había brotado en medio del huerto un imponente piano de cola y aun palpitaban fuertemente sus corazones tras haber visto desaparecer al del fagot bajo un timbal caído del cielo. Las nueve. Sus padres les volverían a reñir por llegar tarde a casa. Las flautas miraron atrás y aún pudieron distinguir el cartel de ENTRADA. El violín primero trató de continuar, pero el piano abrió la tapa y se la tragó. Ja, ja, ja, rieron nerviosas. ¿No le gustaba la música?, pues con ese piano acompañante se iba a enterar. Continuaron por la ruta y, cuando ya vislumbraban la señal de EXIT, tres espeluznantes atriles les cortaron el paso.

4 comentarios:

  1. ¡Qué miedo! ¿Cómo se puede crear un ambiente tan inquietante con instrumentos musicales? Está claro que todo es posible en la mente de un escritor.

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    1. Bueno, si, ha quedado un pelín tenebroso. Diciendo que se trata de un grupo de niños/as que están en la Casa del Miedo de la Música (o algo así, quizá se entiende un poco mejor lo que pasa).

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  2. Hola J.L.

    A mí es que me gustan los ambientes siniestros, por tanto debo apaludirte. Me gustan esas personificaciones con los instrumentos.
    Un acierto.
    Abrazos.

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    1. Hola, Towanda. A veces me paso a la zona oscura y ya ves los resultados. En agradecimiento a tu visita y comentarios, te dejo una cita de El Pan de la Guerra, de Deborah Ellis, pág 126: "Sonrió, intentando parecer valiente. Sabía que estaba demasiado oscuro para que pudiese ver su sonrisa, pero Parvana se sintió mejor. Soy Malali, que quía a las topas a través de territorio enemigo, murmuró para si". (Anoche vi Tomates verdes fritos).

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