6 de marzo de 2015

Amarillas, rosas y azules

Se conocieron en la fiesta de jubilación...

Se conocieron anoche, en la fiesta de jubilación, y hoy se levantaron en el piso de él aireando sus vidas y recogiendo los bártulos. Empezaron ordenando los cacharros de cocina; después limpiaron el baño y, cuando pasaron al dormitorio, hicieron su maleta con lo imprescindible, que era todo. Terminaron guardando los cuadros, títulos y certificaciones que decoraban las paredes del salón… En la casa de ella no había ropa que recoger ni basura que sacar, pero las cajoneras escondían más folios, subrayadores y pósit amarillos rosas y azules que flores tenía el campo. Y cuando enfrentaron las baldas que les sonreían bajo el peso de libros y archivadores, a él se le escapó un uf, qué grande es esta casa, y a ella un ay, qué larga es esta vida, y a los dos un qué caray, si podía vivirse dos veces, y qué bueno, ¿no?, y qué viva la esperanza de vida esa, y qué viva, viva, viva… Se hicieron unos selfis, mandaron unos whatsapp a sus hijos diciendo que se ausentarían una temporadita, y salieron a la calle con el corazón henchido, las manos entrelazadas y las ideas locas.

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