14 de abril de 2015

La apuesta

¡ Muac !
Procuraba no perder sujetándole las nalgas y, estrechándole contra ella, le estampó el beso que había apostado con sus amigas que le daría antes de acabar la fiesta, el mismo plazo que le dieron a él los suyos para conseguir que la rubia del fondo le apretujara los glúteos... o lo que fuera. Y allí estaban, uno despegándose de los labios de la otra, y esta soltando el culo del primero. A decir verdad, a ninguno le hizo gracia aquella escena, y a nadie le pareció que hubieran ganado o perdido algo. Así que, girando sobre sus talones, regresaron por donde habían venido, sin haberse saludado, despedido o dicho algo entre medias.

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