27 de julio de 2013

Pavarotti

¡Kikirikííí...!
Drin-drin, drin-drin...

-¿Pero, otra vez? ¿Quién dejó puesto el despertador? Ya es que ni estando de vacaciones... Cuando no es el despertador, es la alarma del móvil, la del tablet, el aviso de batería baja... Pi-pi, pi-pi, pi-pi, día y noche. Lo que faltaba era que...
¡Kikirikííí...!
Pues ahí lo tienes. Por hablar, eso pasa por hablar..
-Me tiene la cabeza loca, loca... Buenos díííaas... Se ve que en esta casa no hay quien duerma más allá de las seis de la mañana. Y como a los señoritos no los despierta ni el terremoto de San Francisco, pues hala, a levantarse, que el gallo que madruga se lleva la oruga. O eso dicen.
-¡Kikirikííí...!
-Buenos días. No lo nombres más, por favor, que parece que nos lee el pensamiento (¿será telequinético?). Poner huevos no pondrá, pero lo que es cantar, como Pavarotti, oye. Y con respecto a lo de la oruga, yo lo que he oído es que el segundo ratón se lleva el queso... Venga, dime algo bonito para empezar bien el día...
-¡Kikirikííí...!
-¿...Te vale eso?
-Gallo charlatán y entrometido. Ni un poquito me importaría que perdieras las plumas y murieras congelado el próximo invierno  ¡Ni un poquito! Si, como dices, tocará levantarse, apagar el dichoso despertador, y colgarse una sonrisa de oreja a oreja. Viva la vida en el campo.
-Variada, sana y equilibrada.

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