16 de enero de 2014

Arte efímero

¡Bum!
Y así, tontamente, acabe pegándome un tiro en la sien con el índice, después de que firme la sentencia de divorcio y rompa el libro de familia por la mitad, una para cada uno, en infausto recuerdo de nuestro festejado matrimonio. La separación, hoy en día, es ley de vida, me soltó a bocajarro. El mundo se paró y me pilló con el pie cambiado, al carnicero comprando bacalao, y a ella lamiéndose la boca como si hubiera degustado una sopa juliana y estuviera esperando un solomillo a las finas hierbas sin haberlo pedido. ¡Bum! Punto y final. Arte efímero, pensé, como las fallas de Valencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario