11 de diciembre de 2014

Calvario

¡ Ves, Calvario !
Había escrito cien veces: te quiero. Ves, Calvario, como él también sabe, le dijo a su madre que observaba inmóvil desde la silla de ruedas. Solo hay que apurarlo un poco. Y ahora escribes: perdóname por todo lo que te he hecho, y firmas. Cuando acabó, le reventó el cráneo de un disparo, le colocó el revólver en la mano y dejó la declaración firmada sobre la mesa. Ves, Calvario, como no ha sido tan difícil. Le empolvó la cara para disimular los moretones, le pasó un brillo por los labios, la llamó guapa de la hostia, y la sacó, por fin, de aquel infierno.

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