26 de abril de 2013

Oscar Manzano

Entierro de la sardina
-¡Eh! ¡El que va disfrazado de vendedora de manzanas! Pase.
-¿Ya? ¿Me toca a mí?
-Sí.  A usted. La doctora le recibirá enseguida.
-Buenos días, ¿señor…?
-Manzano. Óscar Manzano. Y perdone, pero ya son buenas tardes.
-Manzano. Me lo estaba temiendo. Por eso viste así.
-Bueno, mi apellido es Manzano, pero podía ser Cerezo, como el de Master Chef Y estamos en Carnaval. Podemos disfrazarnos de lo que queramos.
-Sí, claro que sí, hombre...  Y acude a consulta porque…
-Me lo pidió Silvia. 
-¡CÓMO DICE!
-Tranquilícese, por favor... No se altere. Me lo rogó su hija Silvia. Dice que usted nunca se divierte. Oiga, ¿le faltan las palabras?
-Perdón, pero… ¿quén siá creído…?
-Ahora confunde los términos. Esto es increíble. In-creíble... Ya se lo he dicho antes: soy Óscar Manzano, el novio de su hija Silvia. Talla 46, ¿verdad? Tome, este disfraz de viuda le irá fenomenal. Veamos: rímel, pasable; cara, perfecta; carmín, realzamos aaasí… Los ánimos ya los subiremos en plena faena. O al menos habrá que intentarlo. Venga, salimos  pitando para el entierro de la sardina, que aún estamos a tiempo.
-Óscar Manzano, el novio de mi hija… el novio de mi hija… 

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